Auditórium Hermano Lanz
Oscar reyes
Jueves, 6 de diciembre de 2007
Estimados colegas ucabistas:
En los pasillos de la UCAB, en los cafetines y tascas, en las inagotables reuniones políticas que ocurren actualmente en Venezuela, se oye repetida la pregunta que dio origen a aquel clásico libro de Lenin: ¿Qué hacer? Es decir, ¿Qué hacer ahora luego del triunfo del 2 de Diciembre?
No soy yo precisamente la persona que pueda decir en este momento para dónde vamos ni qué hacer. Pero sí puedo en esta hermosa mañana y desde este campus de la UCAB contar una pequeña historia y ofrecer luego algunas ideas a vuestra paciente consideración.
I.- Antecedentes
Las cosas no emergen del caos o de la potencia porque sí, como bien podría haber dicho Aristóteles. Se necesitan agentes precursores, condiciones políticas e históricas favorables; luego, la voluntad, la energía, la honestidad y el corazón encendido pueden poner en marcha movimientos políticos insospechados aún para los más avezados y sesudos analistas políticos.
La historia de los estudiantes no empezó con el cierre de RCTV. Desde hace tiempo esta camada de muchachos, esta generación iPod, se ha venido preparando y gestando para el estallido de su rol histórico, para esa avalancha que hoy nos llena de orgullo y emoción. La preparación ocurrió en la cocina de sus casas mientras se discutía el paro petrolero, los sucesos de Abril de 2002: mientras se lloraban nuestros muertos, mientras se lloraba por las bombas lacrimógenas, estos muchachos se impregnaron de política en la plaza, en la esquina, o marchando con el oso de peluche en la mano junto a sus padres. Aprendieron como aprenden todos los cachorros del reino animal: viendo a sus padres, imitando a sus padres. Y vaya que han aprendido bien. Si los líderes de este proceso soñaban con crear una generación consciente, politizada, pues lo han logado, sólo que de este lado: y como han perdido a los jóvenes han perdido el futuro, no tienen futuro, ya son el pasado.
Entre nosotros en la UCAB, comenzó, si no me equivoco, con el asesinato de los hermanitos Faddoul, aquel hecho monstruoso que los llenó de justa ira y los puso en movimiento. Acuérdense que fue en ese momento cuando se cerró la Avenida Teherán, y cuando los estudiantes se sentaron en la autopista. No sabían lo que estaban iniciando, pero sentían el impulso en el corazón, y eso bastaba.
Luego de eso, les pidieron que repitieran el evento pero esta vez en la Plaza Altamira, y ese acto se llamó ‘Acuéstate por la vida’: se acostaron, y siluetearon sus figuras con tiza, como hace la policía cuando levanta un cadáver’. Y lo hicieron porque adquirieron la conciencia de que el próximo cadáver podía ser el de cualquiera de ellos.
Quedaron latentes, pero otros sucesos vinieron. Vino el caso de la ULA, cuando el TSJ no quiso reconocer las elecciones de la FCU y entonces los valientes estudiantes de la ciudad de los caballeros salieron a las calles, e iniciaron las revueltas que desde entonces no han parado. A partir de ese momento, me consta que comenzaron a organizarse en redes, a intercambiar ideas, a viajar entre una ciudad y otra, a preparar sus instancias de organización, porque se temían que algo grave se nos avecinaba.
El héroe de esas jornadas fue Nixon Moreno, a quien le dictaron auto de detención, quien tuvo que esconderse, quien no pudo asistir al entierro de su madre porque lo estaban esperando sabe Dios con qué malas intenciones, los servicios de inteligencia del Estado, aunque hablar de inteligencia en este Estado sea una contradicción de términos. Nixon, como sabemos, terminó asilado en la Nunciatura Apostólica, desde donde está a punto de graduarse, en la espera de un salvoconducto para salir del país. Ese fue el primer estudiante preso, el primer héroe, y cuando yo hablé de homenajear a los estudiantes, se trata de homenajear a los precursores como Nixon, porque ya Freddy, Yon, Stalin y toda la camada reciente ha recibido sus justos honores.
Así que yo pido desde aquí, un aplauso para ese héroe en cautiverio, un aplauso para el compañero Nixon Moreno.
II.- En la UCAB
Hace un año, en noviembre del 2006, organizamos las III Jornadas de reflexión Política en la UCAB, dedicadas al tema de los totalitarismos de izquierda y derecha, con la valiosa participación del Observatorio Hannah Arendt.
Permítanme un recuerdo personal. Un mes antes, mi tutor, el doctor Federico Welsch, me invitó a un foro del mismo nombre en la USB, donde yo estudié ciencia política con él. En algún momento, dijo algo así: ‘Los intelectuales no podemos colaborar con regímenes totalitarios o en vías de serlo. No podemos hacer como Heidegger, se los digo yo que vengo de Alemania.’ Y yo creo que me miró a los ojos en ese momento, que se dirigía a mí. O al menos yo me sentí aludido. Me di cuenta que tenía razón. Yo había trabajado de asesor del Viceministro de Comunicaciones en varios trabajos de análisis sobre el problema del Socialismo del Siglo XXI. Pero la admonición de Federico me llegó al alma. Y no sólo me desligué del Minci, aunque William Castillo sigue siendo mi amigo. Además a la salida del foro le dije a Federico: ‘Quiero entrar al observatorio. Es tiempo de volver a hacer política.’
Desde el observatorio y en la UCAB, con el Proyecto Democracia del CIFH, organizamos esas jornadas hace un año. Y le dejamos la intervención final a Américo Martín, al padre Ugalde y a los estudiantes de la UCAB: a De Majo, a Manuela Bolívar y a Claudia Márquez.
Pasamos un video de Nixon, en el cual este valiente muchacho les advertía que se venían tiempos duros, y que él era apenas la primera víctima. Y yo creo que eso surtió efecto en los estudiantes, aunque no mucho en los adultos. Le ofrecimos el video a los canales de televisión, y perdónenme por recordarlo, pero es la verdad: nos dijeron que no podían pasarlo porque Nixon era un delincuente, un prófugo de la justicia. Y es que en Noviembre de 2006, los estudiantes todavía no estaban de moda ni daban raiting.
Luego del cierre de RCTV y de la insurgencia estudiantil, los medios los han convertido en estrellas, lo cual es justo con ellos. Y como político que no olvida ni perdona no es político, ha sido bueno que hayamos olvidado aquella actitud mezquina de los medios: Y olvidemos la mezquindad de los medios en aquel duro trance: pero no olvidemos a nuestros precursores: a Nixon, a Manuela y Claudia Márquez, para quienes pido nuevamente un aplauso y un justo reconocimiento.
Manuela se graduó, y Claudia está en Alemania haciendo una pasantía en el Deutsche Bank. Cuando estaba indecisa de irse, me dijo:
-Oscar: ¿Me voy? Yo quiero seguir luchando aquí.
Yo le dije:-Claudia: vamos a necesitar ministros de economía y finanzas, y tú tienes que formarte en los mejores escenarios del mundo. Vete y te esperamos en febrero. Y cuando te gradúes me haces el favor y te vas a Princeton, donde te han ofrecido beca.
Me han contado sus padres Lehia y Alberto Márquez que la muchacha lloraba por teléfono, pensando en lo que se había perdido. Pero no importa, ella sabe cuánto la queremos. Ya celebraremos en su casa de La Colina cuando regrese el año que viene.
La historia reciente ustedes la conocen y no hace falta repetir esos capítulos aquí.
III.- Por qué pasó lo que pasó
La segunda parte será un breve análisis de por qué pasó lo que pasó. Cuando Chávez lanzó la propuesta de reforma, una corazonada me dijo que iba a perder. Ya antes, una corazonada, cuando se empeñó en seguir adelante con el cierre de RCTV, me hizo pronunciar esta frase en los corrillos de amigos: -Si cierra RCTV se le acabó la racha de suerte. Está perdido.
Y es que eso le dolió a la gente en el alma, que les quitaran sus telenovelas, que les quitaran su Radio Rochela. Mi amigo Pedro Rondón, un líder sindical de Sidor, me llamó y me contó:
-Profe, estamos en el malecón de Ciudad Bolívar, hay como 2.000 personas viendo en pantalla gigante el cierre. Hay centenares de chavistas aquí, y todos están llorando, diciendo que esto no puede ser, que no lo pueden creer.
Yo le dije a Pedro que había comenzado el declive del invencible.
Los estudiantes salieron, ocurrió el maletinazo, y Chávez lanzó su reforma, pero la lanzó a destiempo y a la defensiva, para tapar lo de RCTV y lo del maletinazo. Hasta ese momento nosotros éramos los que siempre habíamos ido a la defensiva, y él a la ofensiva, y cuando lo vimos actuar a la defensiva, cuando vimos que no sabía como reaccionar ante las manos blancas de los estudiantes, supimos que lo íbamos a derrotar en la reforma.
Si esta reforma no la hubiera lanzado a la defensiva, si lanza antes y el referéndum hubiera ocurrido en Noviembre, habríamos perdido. El mal cálculo de tiempo de que él habla es correcto: pero no por adelanto, sino por atraso: repito que si la votación hubiera sido en Noviembre perdemos, pero si se hubieran corrido las votaciones un mes o hasta Febrero, es mentira que hubiera revertido el resultado: más bien nosotros habríamos puesto la diferencia 70 a 30.
La estrategia fue sencilla: hay que difundir la reforma, que la gente la lea, que se entere; y todo aquel que la leía se asustaba y decía: Claro que NO. O decían ‘yo apoyo a Chávez, pero con esta reforma no me anoto’.
En ese trabajo nos afanamos desde los partidos políticos, desde las ONG’s, desde los centros de producción de conocimiento con vocación democrática en este país, que son muchos. En Un Nuevo Tiempo decidimos elaborar unos taquitos para el debate de la reforma en los que trabajamos el concejal José Antonio Alvarado y yo, con la asesoría de Gerardo Blyde, Delsa Solórzano, el doctor Omar Barboza y bajo la guía de Carlos Tablante. Y funcionaron, aunque no pudimos hacerlos tan masivos como hubiéramos querido, o como nos sugirió Luis Pedro España: que los encartáramos en los periódicos de circulación nacional. Pero bueno: ahí están en la nevera por si el señor Presidente quiere seguir insistiendo con su terca reforma.
IV.- Las pifias y los aciertos
Los manuales de lucha revolucionaria clásica sugieren que en toda lucha primero comienzan los estudiantes, luego prosiguen los intelectuales, luego la clase media, luego los trabajadores, luego viene la huelga insurreccional y finalmente actúan los militares.
Aquí desde el año 2002 lo hicimos todo al revés: primero los militares haciendo bailoterapia el la Plaza Altamira, luego la clase media echando chispas y tratando de dirigir la oposición, en ese mismo momento un paro suicida, sin contar con la traición de Carmona Estanca en Abril que tanto daño nos hizo a los demócratas de este país. ¿Y los estudiantes? Bien gracias, aun tenían como 14 ó 15 años.
Una explicación a todo esto me la ha dado mi amigo Rubén Chamorro, cuando me decía:-Pero bueno, ese orden que tú dices ocurre cuando estamos ante una revolución, y lo que se planteó en Altamira en aquel momento fue un golpe reaccionario, una contrarrevolución. Por eso tenía que ser al revés. E igual le pasa a Chávez: primero un golpe militar, luego todo lo demás, y como nunca ha tenido a los estudiantes, a los jóvenes, es que no tiene futuro: sin ustedes no hay futuro.
Pero ahora hemos comenzado con buen pie, y creo que es una de las múltiples razones que ayudan a entender el triunfo de hace 4 días.
En primer lugar, porque desde Diciembre de 2006 se derrotó al abstencionismo desquiciado que nos dejó sin representación en la Asamblea Nacio0nal. En segundo lugar, porque la oposición dejó de estar guiada por improvisados, por amateurs, por damas menopáusicas, por periodistas bandidos, por militares caudillistas, pícaros y sin experiencia política, por gente que denigraba de la política y de los políticos y que con su actitud contribuyó a dejarle el camino abierto a Chávez.
Recuerdo con claridad que fue Teodoro Petkoff quien dio el giro de timón. Renunció, y dejó colgado de la brocha a Julio Borges. Dijo: ‘Yo prometí que iba a apoyar a quien tuviera más chance en las encuestas. Ese no soy yo sino Manuel Rosales. Yo apoyo a Rosales, y ve a ver qué hacen con sus vidas Borges y el Conde del Guácharo.’
Eso nos evitó concurrir a unas absurdas, costosas y riesgosas primarias con las que más de una ONG nos chantajeaba para justificar sus ingresos en dólares. Teodoro les dijo: Si hay que ir a primarias, iremos, pero nadie tiene aquí el monopolio de la asesoría técnica. Que participe Súmate, pero también La Gente de la Colina y Queremos Elegir: aquí nadie es el CNE de la oposición.
Y yo sé que hay aquí gente a quien no le va a gustar esto que estoy diciendo, pero hay que decirlo porque es la verdad, como dice mi tocayo Oscar Yánez: Así son las cosas.
Luego Manuel reconoció el triunfo de Chávez, y le dijeron traidor, vendido, y mil insultos más, porque tuvo el valor de dar la cara el 6 de diciembre, no como luego del referéndum, cuando nadie quiso ser el vocero para anunciar que Chávez nos había derrotado.
Se comió su mango verde Manuel y por eso le salió comerse su mango maduro y cerrar la rueda de prensa de la oposición victoriosa el lunes en la madrugada. Teodoro, que lo ha aconsejado, le dijo hace un año que los números no daban, y que lo correcto era reconocer el triunfo del otro. Y que Un Nuevo Tiempo debía luego de eso convertirse en un partido nacional y además con una ideología, con un proyecto de país.
Y ahí fue cuando ese Diciembre me contactó Carlos Tablante y me propuso que trabajáramos en un Centro de Formación Política, para retomar la formación y el debate ideológico, para generar las corrientes intelectuales necesarias para la formulación de un proyecto de país: lo cual acepté, por supuesto.
Iba a pedir una Beca Fulbright de doctorado, pero ni apliqué ni terminé la tesis de maestría, que todavía se la debo a la USB. Y yo regañando a Claudia Márquez para que estudie y se gradúe ¿qué les parece…?
Por cierto, una de las becas de doctorado Fulbright se la ganó nuestro colega en el CIFH y profesor de la Escuela de Ciencias Sociales, Aníbal Gauna Peralta, a quien quiero felicitar públicamente. Otra victoria para la UCAB.
Bueno, hemos trabajado a lo largo del último año apoyando a los estudiantes, organizando seminarios de formación política, rasguñando recursos, que esa es parte de la labor de los partidos políticos. Yo soy de los que acepté ese duro trabajo, que a todo el mundo le huele mal, como si uno trabajara en SABENPE o en COTECNICA recogiendo basura, como si no hubiera jabón, desodorante ni perfume que pudiera con ese tufo. Ya vamos a seguir hablando de eso de los partidos.
Pero quiero decir que estoy convencido de que esa es una de las actitudes que nos toca seguir de aquí en adelante: rescatar el valor de la política, de los partidos políticos, y darles el beneficio de la duda, darles una oportunidad para que se reconstruyan, porque no vamos a llegar lejos en esta lucha sin partidos políticos. No conozco democracia en el mundo sin al menos dos partidos políticos fuertes. Donde hay uno solo es en Cuba. Pero nosotros queremos muchos, diversos, unidos en torno a la diversidad, unidos en torno a algunos valores mínimos comunes a partir de los cuales salir a afrontar con nuestros matices y nuestro toque identitario los problemas que se nos presenten en cada una de nuestras luchas sectoriales.
Eso lo ha entendido por ejemplo Freddy Guevara, quien además de líder de la UCAB y de todo el movimiento estudiantil venezolano también ese Secretario Nacional Juvenil de Un Nuevo Tiempo.
Freddy también estaba dudoso, igualito que Claudia con lo de Alemania. Yo ya sabía que le iban a ofrecer ese puesto de lucha, pero no le dije nada, para que se lo dijera quien debía. Freddy me agarra un día y me dice (él y yo hablamos en esos términos, en una jerga de panas):-Chamo, me ofrecieron la Secretaría Nacional Juvenil de Un Nuevo Tiempo ¿qué hago?¿Y saben qué le dije yo, saben qué le dije? ¡Acepta, güebón, acepta! Freddy lo ha hecho muy bien, y con él, junto con tanta gente valiosa en esta lucha, se ha reivindicado el papel que aún juegan los partidos políticos, y el que pueden y deben seguir jugando en el futuro. A la hora de las chiquitas, cuando llega el momento de la verdad, la operación galope, los testigos de mesa, las barricadas, el malandraje político, llega la hora de los partidos, y eso ha quedado claro el 2-D.
Al final, quienes remataban la faena eran los partidos, era Un Nuevo Tiempo, Primero Justicia, AD, el MAS, Bandera Roja. Era Leopoldo López diciendo en el CNE: ‘Hablen porque aquí tenemos las actas’ o fue el indio Andrés Velásquez gritando como si fuera Monseñor Madariaga detrás de Emparan:
-¡Tienen 15 minutos para hablar o nosotros damos los resultados, porque tenemos las actas y ya todo el mundo sabe quién ganó!
En ese momento, los que estamos siempre detrás de bastidores, sabíamos que iban a empezar los cacerolazos, que iban a arreciar las llamadas a Miraflores, porque el hombre se negaba hasta el fin diciendo: ‘Hasta el último voto, aunque sea por un voto ganamos’.
Pero supongo que luego de algunos gestos de los militares, ellos tienen su lenguaje y se entienden, a lo mejor se acordó que hace 50 años exactamente alguien desde ese mismo Palacio comenzó la caída que lo conducía al 23 de Enero, a aquella fecha en que Pérez Jiménez le preguntó a Pedro Estrada, el director de la Seguridad Nacional:
-Pedro, Pedro: ¿qué hacemos?-Agarre sus reales, móntese en La Vaca Sagrada (que era el avión presidencial de la época) y arranque a correr.
-Pero Pedro, ¿por qué?-Mi general: porque pescuezo no retoña.
Bueno, el miedo es libre, y el hombre lo pensó mejor, luego de caerle a puñetazos a una pared en Miraflores, razón por la cual se le ven los nudillos rotos en la rueda de prensa aquella luego que le metieron como 10 miligramos de Tafil y medio litro de litio. Menos mal que Maria Isabel no estaba por allí, porque podría haberla confundirla con una pera de boxeo. ¿Ustedes me entienden?
Gracias a Dios Maria Isabel rectificó, habló y pidió disculpas: porque ella hace 9 años hizo una cuña donde salía con una bolsa de mercado, su lindo rostro redondo, su pelo rubio y sus ojos azules diciendo: ‘No tengas miedo’ y llamaba a votar por su esposo, por Hugo Chávez. Muchos de ustedes ni se acuerdan, pero así fueron las cosas.
Ahora ella sabe de qué tenían miedo los venezolanos y ha pedido disculpas, lo cual tenemos que agradecerle: porque errar es de humanos, pero enmendar es de príncipes, y en este caso, de princesas.
Esta es la breve historia que quería contares, una donde se van amalgamando diversos factores que han contribuido al triunfo y que enumeramos así:
a.- Haber acudido a las elecciones en Diciembre del 2006 dejando atrás el abstencionismo.
b.- Habernos lavado la cara nacional e internacionalmente, convirtiéndonos desde entonces en una oposición democrática, electoral, leal, a la que no se podía acusar de golpista o de contrarrevolucionaria, porque había legitimado el triunfo de Chávez. Él se legitimó, pero nosotros también, porque para ese baile siempre se necesitan dos, y los dos quedan legitimados digan lo que digan.
A partir de allí, el panorama internacional se le fue a pique a Chávez, porque ya nadie le creía el cuento de que era un revolucionario romántico luchando contra unos oligarcas malvados, egresados de la Universidad Católica Andrés Bello y que estaban juntados en una conspiración tipo El Código Da Vinci (o el Código Chávez, como dije Jeva Golilla, perdón Eva Gollinger) una conspiración para asesinarlo.
c.- Haber tenido la estrategia comunicacional correcta. Concurrir a los medios, pero también arriesgar el pellejo en los barrios explicando la reforma a las bases populares.
d.- Haber sacado a Chávez del debate. Haberle dejado claro a la gente que no se trataba de la presidencia, puesto que Chávez iba a seguir allí luego del 2 de Diciembre. Se trataba del futuro de sus hijos y sus nietos, una vez que Chávez ya no estuviera en Miraflores.
e.- Los estudiantes.
f.- La valiosa guía moral de la Iglesia Venezolana.
g.- Ismael García y Podemos.
h.- El general Baduel y detrás de él los militares institucionales.
i.- María Isabel Rodríguez.
j.- Los miles de voluntarios que se restearon en las mesas y centros de votación para defender el NO.
k.- Y un poquito, un poquito así, de inspiración divina.
Sí, porque estábamos inspirados. Y a quienes dudaban, y decían que nos iban a robar el voto, les decíamos ¡Vamos a ganar! Es mejor que me lo roben que regalarlo. Al menos yo me sentía inspirado por algo que debe parecerse al espíritu santo; acababa de leer la autobiografía de San Ignacio y me sentía inspirado por él cuando me tocaba agarrar un avión e ir a trabajar con los responsables municipales en Zulia, en Monagas, o sentarme con un grupo de estudiantes, o decirle a cualquier que me preguntara si ir o no a votar: Vamos a ganar. Dios está con nosotros esta vez.
V.- Qué hacer.
1.- Dar gracias a Dios. Ya lo hicimos.
2.- Homenajear a los líderes estudiantiles. Ya lo hicimos y aquí recordamos hoy a los precursores: a Nixon Moreno, Claudia Márquez y Manuela Bolívar.
3.- Vindicar a nuestro rector y a nuestras autoridades religiosas. Y ya lo hicimos.
4.- Celebrar la Natividad en paz: y lo haremos.
5.- ¿Y en política?
¿Qué hacer? a.- Recuperar fuerzas, pues el gran esfuerzo de los últimos meses nos ha dejado agotados.
b.- No sobreestimar la victoria. No hemos derrotado a Chávez: hemos derrotado su propuesta.
c.- El Presidente ha dicho que no le cambiará ni una coma a la reforma, así que sólo le quedan dos opciones: o la ruta de un golpe militar, la cual no veo viable, o la vía de tratar de convencer a la gente –vaya Dios a saber cómo- y luego pedirle a ‘el pueblo’ que mediante la iniciativa popular promuevan esta misma reforma pero dentro de varios meses, cuando Chávez, leyendo el Eclesiastés, les diga: ‘Ya llegó el tiempo’.
Bueno, nosotros vamos a estar aquí para debatir. Igual que lo hicimos cuando dijo que Cristo era socialista, y en febrero de 2007, por iniciativa de la Escuela de Filosofía, hicimos aquel estupendo foro ¿Era Cristo Socialista? En aquel foro participaron nada menos que Pedro Trigo, el hermano Raúl González, el padre Ugalde y este modesto servidor, hijo de doña Carmen y del viejo Reyes. Y le dimos una pela ejemplar, porque más nunca habló del tema. O sea que el jinete de Sabanetas rodó. Y lo seguimos esperando para más debates, porque para diablo rojo, para diablo suelto, para poseído o endemoniado, nada mejor que un exorcista jesuita: ¿Ustedes no se han dado cuenta en todas esas películas los exorcistas siempre son jesuitas? ¿Por qué será?
A partir de esto, nos toca pues a nosotros contribuir a la elaboración de un proyecto de país alternativo, para luchar no ya a la defensiva sino para tomar definitivamente la ofensiva en nuestra lucha por cambiar el rumbo del país.
d.- No debemos caer en espejismos: pedir desde ya una constituyente es una locura, es no saber medir los tiempos entre nosotros mismos. Que me perdone el General Baduel: pero yo soy incapaz, si él aún fuera ministro de la defensa, de pasar un día por Palo Negro y decirle: General, présteme un F-16 para dar una vueltita. Yo nunca he manejado ni una avioneta, y en el simulador de vuelo de los video-games siempre estrello el avión.
Esa propuesta de convocatoria a Constituyente revela que el general Baduel, aunque debutó con par de jonrones, aún no sabe bien de política, porque ese oficio no se aprende en dos días, ni dando y recibiendo órdenes en los cuarteles. Para manejar el portaviones de la oposición hemos requerido de varios almirantes veteranos, como Petkoff y Rosales, y de capitanes como Blyde, Leopoldo López, Tablante, Julio Borges, Andrés Velásquez, y de jóvenes y prometedores grumetes como Freddy, Yon, Stalin y toda esa valerosa tripulación juvenil. Menos mal que los estudiantes lo han entendido bien, y no van a caer en ese apresuramiento.
e.- Una constituyente no se convoca para derrocar a un gobierno, sino para elaborar un mapa, un proyecto de país. Con todo y que no me gusta demasiado la del 99, en la que trabajé como asesor de Carlos Tablante, prefiero no cambiar las reglas del juego, y menos ahora que comenzamos a ganar.
d.- Si Chávez sale del poder en el 2012 y decidimos que es el momento de reconstruir el barco, la nave del Estado, puede que una Constituyente donde se incluya al chavismo decente y a la oposición democrática sea pertinente.
e.- Antes tenemos que competir en las elecciones regionales, luchar por reconquistar el parlamento, prepararnos para los referendos y demás elecciones que haya que hacer, para ir recuperando uno a uno los espacios políticos que nos han arrebatado o que hemos entregado.
f.- Y finalmente: un mapa, un proyecto de país, antes de seguir peleando a punta de intuiciones, de improvisaciones e inspiración. Nadie puede construir un avión o un portaaviones sin un plano, y nosotros no lo tenemos. Tenemos algunos acuerdos básicos en torno a valores de democracia y libertad, pero la mayoría de la gente no percibe, ni entre la oposición ni entre los afectos al gobierno, que tengamos un proyecto de país mejor que el nebuloso Socialismo del Siglo XXI. Y esa es la nueva oportunidad que debemos aprovechar: el fracaso de la reforma, el fracaso de la propuesta de Socialismo del Siglo XXI nos abre las puertas para ofrecer un proyecto alternativo.
Las mismas encuestas que nos decían que el NO iba a ganar mostraban adicionalmente que cuando a la gente se le preguntaba si prefería vivir en el socialismo o en una democracia social, preferían la democracia social, aunque tampoco ellos ni mucha gente tenga idea de lo que significa la democracia social.
VI.- Nuestra labor
¿De dónde puede salir una propuesta de país, un modelo democracia social avanzada, o socialismo democrático, o socialdemocracia o como ustedes quieran llamarlo? Pues de aquí, de la universidad, de los intelectuales: no le pidan eso a los chamos, no me los sobrecarguen, como bien advirtió Fernando Mires.
Los chamos han hecho su trabajo, ahora nosotros tenemos que hacer el nuestro. Nuestro trabajo es unir todas nuestras inteligencias, y ponerlas a trabajar en función de pensar ese país alternativo.
Les decimos a los chamos: hay que formarse. ¿Que se formen solos? Nosotros tenemos que estar allí. ‘Hay que crear un nuevo modelo de país’ ¿Ellos solos? No: en este caso, nosotros tenemos que asumir nuestro deber y nuestra vanguardia, como suelen decir los manualitos esos clásicos de lucha política.
Cuando Brasil le ganó a Bolivia 5 a 0, Robinho, Batista y Ronaldinho se metieron una rumba que llegaron vueltos leña a España: y la gente pedía: ‘Bótenlos, que son unos inmaduros’. Schuster, el entrenador del Madrid dijo algo como: ‘Pero por Dios, estos chicos son unas estrellas, meten goles fabulosos, la gente se mata por pedirles autógrafos y sólo tienen 21 añitos: ¿también les vamos a pedir que sean maduros como si tuvieran 50 años?’
No les pidamos a los estudiantes lo que aún no pueden darnos, y lo que más bien ellos exigen de nosotros que somos sus maestros.
Para concretar, quiero retomar mi insistencia en la necesidad imperiosa de refundar los partidos políticos. Yo a nadie le pido que se meta a Un Nuevo Tiempo. Tampoco le pido a nadie que se meta a juro en cualquier otro partido político: pero hay que dejar de destruirlos, no hay que caer en el juego de ciertos antipolíticos que lo que quieren es tomar el poder sin trabajar, sin sudarse el lomo, sin meter las manos en la suciedad como tenemos que hacer los políticos día a día.
Dejen en paz a los partidos, simplemente exíjanles que se renueven. Los nuevos partidos no pueden pretender engullir las organizaciones de la sociedad como hicieron AD, COPEI y el MAS porque simplemente se van a indigestar y van a estallar. Los partidos tampoco pueden pretender ser el único eje de conducción de la vida política de la nación. La política ya no es lo que fue, como decía el finado Norbert Lechnner. Los partidos, por su experiencia, pueden funcionar como un aceite que ayude a emulsionar las diversas corrientes sociales del país para que nos enrumbemos hacia un delta más o menos común, hacia un horizonte compartido donde cada quien vaya a en su barquito, cumpliendo la tarea que se ha impuesto a sí mismo y a su grupo en su espacio social peculiar, todos en caravana, todos hacia el mismo objetivo, pero nunca bajo la mordaza de un pensamiento único. Y claro, los partidos van a seguir siendo fundamentales a la hora de proponer nombres para los cargos de representación popular, y a la hora de conformar las alianzas que terminen de sellar los acuerdos que se vayan gestando en la sociedad civil.
Quienes le sigan teniendo asco a los partidos, por favor dedíquense a seguir participando donde se sientan mejor; en su vecindario, en su ONG, en sus redes populares, donde sea, pero todos juntos por Venezuela.
Desde el Proyecto Democracia de la UCAB y desde Un Nuevo Tiempo, este servidor vuestro ha decidido contribuir, junto con un grupo de políticos y amigos, a crear y fortalecer los links, las diversas interfases, las bisagras, entre los contenidos e ideas democráticas que produce nuestra academia con la política real, es decir, con los partidos y los dirigentes políticos. Es que yo entiendo que los estudios de campo, y los proyectos del tipo de los que son financiados por la LOCTI son útiles, pero si estamos hablando de política, de democracia, tenemos que llevar eso a las barricadas, a las trincheras, y para eso lo que se requiere es inteligencia teórica pero también –y me perdonan la palabra- mucho burdel, mucho burdel político.
Hemos participado y trabajado para organizar una serie de foros presenciales y luego globales y digitales, para tratar diversos temas que nos ayuden a re-definir nuestro modelo de democracia.
El primero, sobre descentralización como herramienta para los retos de la democracia del futuro, lo hicimos recientemente, el 12 de Noviembre en el Eurobuilding, y la página web de ese Foro va a ser puesta on-line este fin de semana en el portal de Venezuela Analítica, analitica.com, gracias al apoyo entusiasta de nuestro amigo Emilio Figueredo Planchart.
El espacio se llama Ágora Digital. Allí están colgadas las intervenciones de los invitados de Alemania, Ecuador, Argentina, y de los ponentes Venezolanos: Duque Corredor, Leopoldo López, Juan Fernández el Alcalde de Los Salias, Tablante, César Morillo y otros más.
Usted va a poder entrar a la página, leer el ensayo, bajar el video donde el autor hace comentarios, escribirle a los autores, decirles si está de acuerdo o no, ofrecer sus alternativas y propuestas, y mediante esta participación puede ayudar a que construyamos colectivamente el modelo. Los aportes más valiosos de los ciudadanos que intervengan van a ser parte del informe final y van a aparecer en el libro con sus debidos créditos.
Desde ya puedo decirles que un grupo de estudiantes de la UCAB dirigidos por Caco Aguiló ha escogido este tema para trabajarlo como parte de la carrera y que se han comprometido a aportar un ensayo que va a formar parte del libro final.
Este foro sobre descentralización va a durar hasta el 12 de Febrero de 2008.
Pero el 23 de Enero de 2008 arranca el Foro Global Digital sobre la Democracia Social, para el cual ya contamos con ensayos de Demetrio Boersner, de Federico Welsch, de Carlos Luna, Leopoldo López, Carlos Tablante y este servidor. También un grupo de jóvenes de la UCAB y de Un Nuevo Tiempo se ha comprometido a participar, ha hacer aportes, a aprender junto con nosotros, que siempre estamos aprendiendo, y a elaborar un ensayo para el libro final. Todos ustedes están invitados a sumarse a esta iniciativa, o a crear la que ustedes consideren mejor, para que sean veinte, cien iniciativas de debate y formación, de creación de nuestros propios signos y símbolos, de nuestro ideario y nuestro pensamiento político.
Espero que el foro presencial podamos hacerlo aquí en la UCAB, con invitados de postín de España, de Chile, Italia, Noruega, USA, y por supuesto de Venezuela. Desde el inicio, queremos que ustedes participen en la formulación de ese proyecto de país, en el cual nos comprometemos simplemente con tres valores básicos e indecidibles, que tienen quasi rango de derechos humanos:
a.- Superación de la pobreza b.- Desarrollo humano entendido como libertad y oportunidades c.- Preeminencia absoluta de los derechos humanos para todos.
Un acuerdo sobre tres temas básicos ha sido sugerido siempre por el padre Ugalde, y también es así en el ensayo de Federico Welsch sobre democracia social que ya se leyó en el ILDIS hace un par de meses.
A partir de allí, cualquiera le puede poner su sabor peculiar. Vamos a invitar a Podemos a participar en este debate, al MAS, por supuesto a Un Nuevo Tiempo, a Teodoro, a Fernando Mires, y a todo aquel que quiera debatir y aportar su grano de arena. Nosotros no vamos a dictar el modelo de la democracia social desde un programa dominical en el cual nadie puede rebatir, porque hay un solo conductor, un solo show-man. Nosotros queremos construirlo entre todos, y lo vamos a hacer.
Los estudiantes van a tener allí la oportunidad de seguir su formación, participando en un debate teórico sin limitaciones ni pensamiento único.
Por eso, es que he pedido la oportunidad de hablar aquí hoy, para contar una historia y para convocar a toda esta aguerrida comunidad ucabista a participar en este esfuerzo por construir la Venezuela del futuro.
Para invitar a nuestros intelectuales más lúcidos: a Elías Pino, al hermano Raúl González, a Luis Pedro, a Néstor Luengo, a Tomás Straka, a Antonio Cova, a Coello, a todos, a seguir el ejemplo de los estudiantes y a dar lo que mejor podemos dar: ellos nos han dado un ejemplo de moral, y nosotros tenemos que darles un poquito de nuestras escasas luces, como exigía Bolívar. Hagamos honor a nuestro lema: . Ut Innotescat Multiformis Sapientia Dei. Ayudemos para que siga apareciendo la multiforme sapiencia de Dios.
Dios los bendiga. Dios nos bendiga, y que viva la Universidad Católica Andrés Bello.
Muchas Gracias.
Oscar reyes
Jueves, 6 de diciembre de 2007
Estimados colegas ucabistas:
En los pasillos de la UCAB, en los cafetines y tascas, en las inagotables reuniones políticas que ocurren actualmente en Venezuela, se oye repetida la pregunta que dio origen a aquel clásico libro de Lenin: ¿Qué hacer? Es decir, ¿Qué hacer ahora luego del triunfo del 2 de Diciembre?
No soy yo precisamente la persona que pueda decir en este momento para dónde vamos ni qué hacer. Pero sí puedo en esta hermosa mañana y desde este campus de la UCAB contar una pequeña historia y ofrecer luego algunas ideas a vuestra paciente consideración.
I.- Antecedentes
Las cosas no emergen del caos o de la potencia porque sí, como bien podría haber dicho Aristóteles. Se necesitan agentes precursores, condiciones políticas e históricas favorables; luego, la voluntad, la energía, la honestidad y el corazón encendido pueden poner en marcha movimientos políticos insospechados aún para los más avezados y sesudos analistas políticos.
La historia de los estudiantes no empezó con el cierre de RCTV. Desde hace tiempo esta camada de muchachos, esta generación iPod, se ha venido preparando y gestando para el estallido de su rol histórico, para esa avalancha que hoy nos llena de orgullo y emoción. La preparación ocurrió en la cocina de sus casas mientras se discutía el paro petrolero, los sucesos de Abril de 2002: mientras se lloraban nuestros muertos, mientras se lloraba por las bombas lacrimógenas, estos muchachos se impregnaron de política en la plaza, en la esquina, o marchando con el oso de peluche en la mano junto a sus padres. Aprendieron como aprenden todos los cachorros del reino animal: viendo a sus padres, imitando a sus padres. Y vaya que han aprendido bien. Si los líderes de este proceso soñaban con crear una generación consciente, politizada, pues lo han logado, sólo que de este lado: y como han perdido a los jóvenes han perdido el futuro, no tienen futuro, ya son el pasado.
Entre nosotros en la UCAB, comenzó, si no me equivoco, con el asesinato de los hermanitos Faddoul, aquel hecho monstruoso que los llenó de justa ira y los puso en movimiento. Acuérdense que fue en ese momento cuando se cerró la Avenida Teherán, y cuando los estudiantes se sentaron en la autopista. No sabían lo que estaban iniciando, pero sentían el impulso en el corazón, y eso bastaba.
Luego de eso, les pidieron que repitieran el evento pero esta vez en la Plaza Altamira, y ese acto se llamó ‘Acuéstate por la vida’: se acostaron, y siluetearon sus figuras con tiza, como hace la policía cuando levanta un cadáver’. Y lo hicieron porque adquirieron la conciencia de que el próximo cadáver podía ser el de cualquiera de ellos.
Quedaron latentes, pero otros sucesos vinieron. Vino el caso de la ULA, cuando el TSJ no quiso reconocer las elecciones de la FCU y entonces los valientes estudiantes de la ciudad de los caballeros salieron a las calles, e iniciaron las revueltas que desde entonces no han parado. A partir de ese momento, me consta que comenzaron a organizarse en redes, a intercambiar ideas, a viajar entre una ciudad y otra, a preparar sus instancias de organización, porque se temían que algo grave se nos avecinaba.
El héroe de esas jornadas fue Nixon Moreno, a quien le dictaron auto de detención, quien tuvo que esconderse, quien no pudo asistir al entierro de su madre porque lo estaban esperando sabe Dios con qué malas intenciones, los servicios de inteligencia del Estado, aunque hablar de inteligencia en este Estado sea una contradicción de términos. Nixon, como sabemos, terminó asilado en la Nunciatura Apostólica, desde donde está a punto de graduarse, en la espera de un salvoconducto para salir del país. Ese fue el primer estudiante preso, el primer héroe, y cuando yo hablé de homenajear a los estudiantes, se trata de homenajear a los precursores como Nixon, porque ya Freddy, Yon, Stalin y toda la camada reciente ha recibido sus justos honores.
Así que yo pido desde aquí, un aplauso para ese héroe en cautiverio, un aplauso para el compañero Nixon Moreno.
II.- En la UCAB
Hace un año, en noviembre del 2006, organizamos las III Jornadas de reflexión Política en la UCAB, dedicadas al tema de los totalitarismos de izquierda y derecha, con la valiosa participación del Observatorio Hannah Arendt.
Permítanme un recuerdo personal. Un mes antes, mi tutor, el doctor Federico Welsch, me invitó a un foro del mismo nombre en la USB, donde yo estudié ciencia política con él. En algún momento, dijo algo así: ‘Los intelectuales no podemos colaborar con regímenes totalitarios o en vías de serlo. No podemos hacer como Heidegger, se los digo yo que vengo de Alemania.’ Y yo creo que me miró a los ojos en ese momento, que se dirigía a mí. O al menos yo me sentí aludido. Me di cuenta que tenía razón. Yo había trabajado de asesor del Viceministro de Comunicaciones en varios trabajos de análisis sobre el problema del Socialismo del Siglo XXI. Pero la admonición de Federico me llegó al alma. Y no sólo me desligué del Minci, aunque William Castillo sigue siendo mi amigo. Además a la salida del foro le dije a Federico: ‘Quiero entrar al observatorio. Es tiempo de volver a hacer política.’
Desde el observatorio y en la UCAB, con el Proyecto Democracia del CIFH, organizamos esas jornadas hace un año. Y le dejamos la intervención final a Américo Martín, al padre Ugalde y a los estudiantes de la UCAB: a De Majo, a Manuela Bolívar y a Claudia Márquez.
Pasamos un video de Nixon, en el cual este valiente muchacho les advertía que se venían tiempos duros, y que él era apenas la primera víctima. Y yo creo que eso surtió efecto en los estudiantes, aunque no mucho en los adultos. Le ofrecimos el video a los canales de televisión, y perdónenme por recordarlo, pero es la verdad: nos dijeron que no podían pasarlo porque Nixon era un delincuente, un prófugo de la justicia. Y es que en Noviembre de 2006, los estudiantes todavía no estaban de moda ni daban raiting.
Luego del cierre de RCTV y de la insurgencia estudiantil, los medios los han convertido en estrellas, lo cual es justo con ellos. Y como político que no olvida ni perdona no es político, ha sido bueno que hayamos olvidado aquella actitud mezquina de los medios: Y olvidemos la mezquindad de los medios en aquel duro trance: pero no olvidemos a nuestros precursores: a Nixon, a Manuela y Claudia Márquez, para quienes pido nuevamente un aplauso y un justo reconocimiento.
Manuela se graduó, y Claudia está en Alemania haciendo una pasantía en el Deutsche Bank. Cuando estaba indecisa de irse, me dijo:
-Oscar: ¿Me voy? Yo quiero seguir luchando aquí.
Yo le dije:-Claudia: vamos a necesitar ministros de economía y finanzas, y tú tienes que formarte en los mejores escenarios del mundo. Vete y te esperamos en febrero. Y cuando te gradúes me haces el favor y te vas a Princeton, donde te han ofrecido beca.
Me han contado sus padres Lehia y Alberto Márquez que la muchacha lloraba por teléfono, pensando en lo que se había perdido. Pero no importa, ella sabe cuánto la queremos. Ya celebraremos en su casa de La Colina cuando regrese el año que viene.
La historia reciente ustedes la conocen y no hace falta repetir esos capítulos aquí.
III.- Por qué pasó lo que pasó
La segunda parte será un breve análisis de por qué pasó lo que pasó. Cuando Chávez lanzó la propuesta de reforma, una corazonada me dijo que iba a perder. Ya antes, una corazonada, cuando se empeñó en seguir adelante con el cierre de RCTV, me hizo pronunciar esta frase en los corrillos de amigos: -Si cierra RCTV se le acabó la racha de suerte. Está perdido.
Y es que eso le dolió a la gente en el alma, que les quitaran sus telenovelas, que les quitaran su Radio Rochela. Mi amigo Pedro Rondón, un líder sindical de Sidor, me llamó y me contó:
-Profe, estamos en el malecón de Ciudad Bolívar, hay como 2.000 personas viendo en pantalla gigante el cierre. Hay centenares de chavistas aquí, y todos están llorando, diciendo que esto no puede ser, que no lo pueden creer.
Yo le dije a Pedro que había comenzado el declive del invencible.
Los estudiantes salieron, ocurrió el maletinazo, y Chávez lanzó su reforma, pero la lanzó a destiempo y a la defensiva, para tapar lo de RCTV y lo del maletinazo. Hasta ese momento nosotros éramos los que siempre habíamos ido a la defensiva, y él a la ofensiva, y cuando lo vimos actuar a la defensiva, cuando vimos que no sabía como reaccionar ante las manos blancas de los estudiantes, supimos que lo íbamos a derrotar en la reforma.
Si esta reforma no la hubiera lanzado a la defensiva, si lanza antes y el referéndum hubiera ocurrido en Noviembre, habríamos perdido. El mal cálculo de tiempo de que él habla es correcto: pero no por adelanto, sino por atraso: repito que si la votación hubiera sido en Noviembre perdemos, pero si se hubieran corrido las votaciones un mes o hasta Febrero, es mentira que hubiera revertido el resultado: más bien nosotros habríamos puesto la diferencia 70 a 30.
La estrategia fue sencilla: hay que difundir la reforma, que la gente la lea, que se entere; y todo aquel que la leía se asustaba y decía: Claro que NO. O decían ‘yo apoyo a Chávez, pero con esta reforma no me anoto’.
En ese trabajo nos afanamos desde los partidos políticos, desde las ONG’s, desde los centros de producción de conocimiento con vocación democrática en este país, que son muchos. En Un Nuevo Tiempo decidimos elaborar unos taquitos para el debate de la reforma en los que trabajamos el concejal José Antonio Alvarado y yo, con la asesoría de Gerardo Blyde, Delsa Solórzano, el doctor Omar Barboza y bajo la guía de Carlos Tablante. Y funcionaron, aunque no pudimos hacerlos tan masivos como hubiéramos querido, o como nos sugirió Luis Pedro España: que los encartáramos en los periódicos de circulación nacional. Pero bueno: ahí están en la nevera por si el señor Presidente quiere seguir insistiendo con su terca reforma.
IV.- Las pifias y los aciertos
Los manuales de lucha revolucionaria clásica sugieren que en toda lucha primero comienzan los estudiantes, luego prosiguen los intelectuales, luego la clase media, luego los trabajadores, luego viene la huelga insurreccional y finalmente actúan los militares.
Aquí desde el año 2002 lo hicimos todo al revés: primero los militares haciendo bailoterapia el la Plaza Altamira, luego la clase media echando chispas y tratando de dirigir la oposición, en ese mismo momento un paro suicida, sin contar con la traición de Carmona Estanca en Abril que tanto daño nos hizo a los demócratas de este país. ¿Y los estudiantes? Bien gracias, aun tenían como 14 ó 15 años.
Una explicación a todo esto me la ha dado mi amigo Rubén Chamorro, cuando me decía:-Pero bueno, ese orden que tú dices ocurre cuando estamos ante una revolución, y lo que se planteó en Altamira en aquel momento fue un golpe reaccionario, una contrarrevolución. Por eso tenía que ser al revés. E igual le pasa a Chávez: primero un golpe militar, luego todo lo demás, y como nunca ha tenido a los estudiantes, a los jóvenes, es que no tiene futuro: sin ustedes no hay futuro.
Pero ahora hemos comenzado con buen pie, y creo que es una de las múltiples razones que ayudan a entender el triunfo de hace 4 días.
En primer lugar, porque desde Diciembre de 2006 se derrotó al abstencionismo desquiciado que nos dejó sin representación en la Asamblea Nacio0nal. En segundo lugar, porque la oposición dejó de estar guiada por improvisados, por amateurs, por damas menopáusicas, por periodistas bandidos, por militares caudillistas, pícaros y sin experiencia política, por gente que denigraba de la política y de los políticos y que con su actitud contribuyó a dejarle el camino abierto a Chávez.
Recuerdo con claridad que fue Teodoro Petkoff quien dio el giro de timón. Renunció, y dejó colgado de la brocha a Julio Borges. Dijo: ‘Yo prometí que iba a apoyar a quien tuviera más chance en las encuestas. Ese no soy yo sino Manuel Rosales. Yo apoyo a Rosales, y ve a ver qué hacen con sus vidas Borges y el Conde del Guácharo.’
Eso nos evitó concurrir a unas absurdas, costosas y riesgosas primarias con las que más de una ONG nos chantajeaba para justificar sus ingresos en dólares. Teodoro les dijo: Si hay que ir a primarias, iremos, pero nadie tiene aquí el monopolio de la asesoría técnica. Que participe Súmate, pero también La Gente de la Colina y Queremos Elegir: aquí nadie es el CNE de la oposición.
Y yo sé que hay aquí gente a quien no le va a gustar esto que estoy diciendo, pero hay que decirlo porque es la verdad, como dice mi tocayo Oscar Yánez: Así son las cosas.
Luego Manuel reconoció el triunfo de Chávez, y le dijeron traidor, vendido, y mil insultos más, porque tuvo el valor de dar la cara el 6 de diciembre, no como luego del referéndum, cuando nadie quiso ser el vocero para anunciar que Chávez nos había derrotado.
Se comió su mango verde Manuel y por eso le salió comerse su mango maduro y cerrar la rueda de prensa de la oposición victoriosa el lunes en la madrugada. Teodoro, que lo ha aconsejado, le dijo hace un año que los números no daban, y que lo correcto era reconocer el triunfo del otro. Y que Un Nuevo Tiempo debía luego de eso convertirse en un partido nacional y además con una ideología, con un proyecto de país.
Y ahí fue cuando ese Diciembre me contactó Carlos Tablante y me propuso que trabajáramos en un Centro de Formación Política, para retomar la formación y el debate ideológico, para generar las corrientes intelectuales necesarias para la formulación de un proyecto de país: lo cual acepté, por supuesto.
Iba a pedir una Beca Fulbright de doctorado, pero ni apliqué ni terminé la tesis de maestría, que todavía se la debo a la USB. Y yo regañando a Claudia Márquez para que estudie y se gradúe ¿qué les parece…?
Por cierto, una de las becas de doctorado Fulbright se la ganó nuestro colega en el CIFH y profesor de la Escuela de Ciencias Sociales, Aníbal Gauna Peralta, a quien quiero felicitar públicamente. Otra victoria para la UCAB.
Bueno, hemos trabajado a lo largo del último año apoyando a los estudiantes, organizando seminarios de formación política, rasguñando recursos, que esa es parte de la labor de los partidos políticos. Yo soy de los que acepté ese duro trabajo, que a todo el mundo le huele mal, como si uno trabajara en SABENPE o en COTECNICA recogiendo basura, como si no hubiera jabón, desodorante ni perfume que pudiera con ese tufo. Ya vamos a seguir hablando de eso de los partidos.
Pero quiero decir que estoy convencido de que esa es una de las actitudes que nos toca seguir de aquí en adelante: rescatar el valor de la política, de los partidos políticos, y darles el beneficio de la duda, darles una oportunidad para que se reconstruyan, porque no vamos a llegar lejos en esta lucha sin partidos políticos. No conozco democracia en el mundo sin al menos dos partidos políticos fuertes. Donde hay uno solo es en Cuba. Pero nosotros queremos muchos, diversos, unidos en torno a la diversidad, unidos en torno a algunos valores mínimos comunes a partir de los cuales salir a afrontar con nuestros matices y nuestro toque identitario los problemas que se nos presenten en cada una de nuestras luchas sectoriales.
Eso lo ha entendido por ejemplo Freddy Guevara, quien además de líder de la UCAB y de todo el movimiento estudiantil venezolano también ese Secretario Nacional Juvenil de Un Nuevo Tiempo.
Freddy también estaba dudoso, igualito que Claudia con lo de Alemania. Yo ya sabía que le iban a ofrecer ese puesto de lucha, pero no le dije nada, para que se lo dijera quien debía. Freddy me agarra un día y me dice (él y yo hablamos en esos términos, en una jerga de panas):-Chamo, me ofrecieron la Secretaría Nacional Juvenil de Un Nuevo Tiempo ¿qué hago?¿Y saben qué le dije yo, saben qué le dije? ¡Acepta, güebón, acepta! Freddy lo ha hecho muy bien, y con él, junto con tanta gente valiosa en esta lucha, se ha reivindicado el papel que aún juegan los partidos políticos, y el que pueden y deben seguir jugando en el futuro. A la hora de las chiquitas, cuando llega el momento de la verdad, la operación galope, los testigos de mesa, las barricadas, el malandraje político, llega la hora de los partidos, y eso ha quedado claro el 2-D.
Al final, quienes remataban la faena eran los partidos, era Un Nuevo Tiempo, Primero Justicia, AD, el MAS, Bandera Roja. Era Leopoldo López diciendo en el CNE: ‘Hablen porque aquí tenemos las actas’ o fue el indio Andrés Velásquez gritando como si fuera Monseñor Madariaga detrás de Emparan:
-¡Tienen 15 minutos para hablar o nosotros damos los resultados, porque tenemos las actas y ya todo el mundo sabe quién ganó!
En ese momento, los que estamos siempre detrás de bastidores, sabíamos que iban a empezar los cacerolazos, que iban a arreciar las llamadas a Miraflores, porque el hombre se negaba hasta el fin diciendo: ‘Hasta el último voto, aunque sea por un voto ganamos’.
Pero supongo que luego de algunos gestos de los militares, ellos tienen su lenguaje y se entienden, a lo mejor se acordó que hace 50 años exactamente alguien desde ese mismo Palacio comenzó la caída que lo conducía al 23 de Enero, a aquella fecha en que Pérez Jiménez le preguntó a Pedro Estrada, el director de la Seguridad Nacional:
-Pedro, Pedro: ¿qué hacemos?-Agarre sus reales, móntese en La Vaca Sagrada (que era el avión presidencial de la época) y arranque a correr.
-Pero Pedro, ¿por qué?-Mi general: porque pescuezo no retoña.
Bueno, el miedo es libre, y el hombre lo pensó mejor, luego de caerle a puñetazos a una pared en Miraflores, razón por la cual se le ven los nudillos rotos en la rueda de prensa aquella luego que le metieron como 10 miligramos de Tafil y medio litro de litio. Menos mal que Maria Isabel no estaba por allí, porque podría haberla confundirla con una pera de boxeo. ¿Ustedes me entienden?
Gracias a Dios Maria Isabel rectificó, habló y pidió disculpas: porque ella hace 9 años hizo una cuña donde salía con una bolsa de mercado, su lindo rostro redondo, su pelo rubio y sus ojos azules diciendo: ‘No tengas miedo’ y llamaba a votar por su esposo, por Hugo Chávez. Muchos de ustedes ni se acuerdan, pero así fueron las cosas.
Ahora ella sabe de qué tenían miedo los venezolanos y ha pedido disculpas, lo cual tenemos que agradecerle: porque errar es de humanos, pero enmendar es de príncipes, y en este caso, de princesas.
Esta es la breve historia que quería contares, una donde se van amalgamando diversos factores que han contribuido al triunfo y que enumeramos así:
a.- Haber acudido a las elecciones en Diciembre del 2006 dejando atrás el abstencionismo.
b.- Habernos lavado la cara nacional e internacionalmente, convirtiéndonos desde entonces en una oposición democrática, electoral, leal, a la que no se podía acusar de golpista o de contrarrevolucionaria, porque había legitimado el triunfo de Chávez. Él se legitimó, pero nosotros también, porque para ese baile siempre se necesitan dos, y los dos quedan legitimados digan lo que digan.
A partir de allí, el panorama internacional se le fue a pique a Chávez, porque ya nadie le creía el cuento de que era un revolucionario romántico luchando contra unos oligarcas malvados, egresados de la Universidad Católica Andrés Bello y que estaban juntados en una conspiración tipo El Código Da Vinci (o el Código Chávez, como dije Jeva Golilla, perdón Eva Gollinger) una conspiración para asesinarlo.
c.- Haber tenido la estrategia comunicacional correcta. Concurrir a los medios, pero también arriesgar el pellejo en los barrios explicando la reforma a las bases populares.
d.- Haber sacado a Chávez del debate. Haberle dejado claro a la gente que no se trataba de la presidencia, puesto que Chávez iba a seguir allí luego del 2 de Diciembre. Se trataba del futuro de sus hijos y sus nietos, una vez que Chávez ya no estuviera en Miraflores.
e.- Los estudiantes.
f.- La valiosa guía moral de la Iglesia Venezolana.
g.- Ismael García y Podemos.
h.- El general Baduel y detrás de él los militares institucionales.
i.- María Isabel Rodríguez.
j.- Los miles de voluntarios que se restearon en las mesas y centros de votación para defender el NO.
k.- Y un poquito, un poquito así, de inspiración divina.
Sí, porque estábamos inspirados. Y a quienes dudaban, y decían que nos iban a robar el voto, les decíamos ¡Vamos a ganar! Es mejor que me lo roben que regalarlo. Al menos yo me sentía inspirado por algo que debe parecerse al espíritu santo; acababa de leer la autobiografía de San Ignacio y me sentía inspirado por él cuando me tocaba agarrar un avión e ir a trabajar con los responsables municipales en Zulia, en Monagas, o sentarme con un grupo de estudiantes, o decirle a cualquier que me preguntara si ir o no a votar: Vamos a ganar. Dios está con nosotros esta vez.
V.- Qué hacer.
1.- Dar gracias a Dios. Ya lo hicimos.
2.- Homenajear a los líderes estudiantiles. Ya lo hicimos y aquí recordamos hoy a los precursores: a Nixon Moreno, Claudia Márquez y Manuela Bolívar.
3.- Vindicar a nuestro rector y a nuestras autoridades religiosas. Y ya lo hicimos.
4.- Celebrar la Natividad en paz: y lo haremos.
5.- ¿Y en política?
¿Qué hacer? a.- Recuperar fuerzas, pues el gran esfuerzo de los últimos meses nos ha dejado agotados.
b.- No sobreestimar la victoria. No hemos derrotado a Chávez: hemos derrotado su propuesta.
c.- El Presidente ha dicho que no le cambiará ni una coma a la reforma, así que sólo le quedan dos opciones: o la ruta de un golpe militar, la cual no veo viable, o la vía de tratar de convencer a la gente –vaya Dios a saber cómo- y luego pedirle a ‘el pueblo’ que mediante la iniciativa popular promuevan esta misma reforma pero dentro de varios meses, cuando Chávez, leyendo el Eclesiastés, les diga: ‘Ya llegó el tiempo’.
Bueno, nosotros vamos a estar aquí para debatir. Igual que lo hicimos cuando dijo que Cristo era socialista, y en febrero de 2007, por iniciativa de la Escuela de Filosofía, hicimos aquel estupendo foro ¿Era Cristo Socialista? En aquel foro participaron nada menos que Pedro Trigo, el hermano Raúl González, el padre Ugalde y este modesto servidor, hijo de doña Carmen y del viejo Reyes. Y le dimos una pela ejemplar, porque más nunca habló del tema. O sea que el jinete de Sabanetas rodó. Y lo seguimos esperando para más debates, porque para diablo rojo, para diablo suelto, para poseído o endemoniado, nada mejor que un exorcista jesuita: ¿Ustedes no se han dado cuenta en todas esas películas los exorcistas siempre son jesuitas? ¿Por qué será?
A partir de esto, nos toca pues a nosotros contribuir a la elaboración de un proyecto de país alternativo, para luchar no ya a la defensiva sino para tomar definitivamente la ofensiva en nuestra lucha por cambiar el rumbo del país.
d.- No debemos caer en espejismos: pedir desde ya una constituyente es una locura, es no saber medir los tiempos entre nosotros mismos. Que me perdone el General Baduel: pero yo soy incapaz, si él aún fuera ministro de la defensa, de pasar un día por Palo Negro y decirle: General, présteme un F-16 para dar una vueltita. Yo nunca he manejado ni una avioneta, y en el simulador de vuelo de los video-games siempre estrello el avión.
Esa propuesta de convocatoria a Constituyente revela que el general Baduel, aunque debutó con par de jonrones, aún no sabe bien de política, porque ese oficio no se aprende en dos días, ni dando y recibiendo órdenes en los cuarteles. Para manejar el portaviones de la oposición hemos requerido de varios almirantes veteranos, como Petkoff y Rosales, y de capitanes como Blyde, Leopoldo López, Tablante, Julio Borges, Andrés Velásquez, y de jóvenes y prometedores grumetes como Freddy, Yon, Stalin y toda esa valerosa tripulación juvenil. Menos mal que los estudiantes lo han entendido bien, y no van a caer en ese apresuramiento.
e.- Una constituyente no se convoca para derrocar a un gobierno, sino para elaborar un mapa, un proyecto de país. Con todo y que no me gusta demasiado la del 99, en la que trabajé como asesor de Carlos Tablante, prefiero no cambiar las reglas del juego, y menos ahora que comenzamos a ganar.
d.- Si Chávez sale del poder en el 2012 y decidimos que es el momento de reconstruir el barco, la nave del Estado, puede que una Constituyente donde se incluya al chavismo decente y a la oposición democrática sea pertinente.
e.- Antes tenemos que competir en las elecciones regionales, luchar por reconquistar el parlamento, prepararnos para los referendos y demás elecciones que haya que hacer, para ir recuperando uno a uno los espacios políticos que nos han arrebatado o que hemos entregado.
f.- Y finalmente: un mapa, un proyecto de país, antes de seguir peleando a punta de intuiciones, de improvisaciones e inspiración. Nadie puede construir un avión o un portaaviones sin un plano, y nosotros no lo tenemos. Tenemos algunos acuerdos básicos en torno a valores de democracia y libertad, pero la mayoría de la gente no percibe, ni entre la oposición ni entre los afectos al gobierno, que tengamos un proyecto de país mejor que el nebuloso Socialismo del Siglo XXI. Y esa es la nueva oportunidad que debemos aprovechar: el fracaso de la reforma, el fracaso de la propuesta de Socialismo del Siglo XXI nos abre las puertas para ofrecer un proyecto alternativo.
Las mismas encuestas que nos decían que el NO iba a ganar mostraban adicionalmente que cuando a la gente se le preguntaba si prefería vivir en el socialismo o en una democracia social, preferían la democracia social, aunque tampoco ellos ni mucha gente tenga idea de lo que significa la democracia social.
VI.- Nuestra labor
¿De dónde puede salir una propuesta de país, un modelo democracia social avanzada, o socialismo democrático, o socialdemocracia o como ustedes quieran llamarlo? Pues de aquí, de la universidad, de los intelectuales: no le pidan eso a los chamos, no me los sobrecarguen, como bien advirtió Fernando Mires.
Los chamos han hecho su trabajo, ahora nosotros tenemos que hacer el nuestro. Nuestro trabajo es unir todas nuestras inteligencias, y ponerlas a trabajar en función de pensar ese país alternativo.
Les decimos a los chamos: hay que formarse. ¿Que se formen solos? Nosotros tenemos que estar allí. ‘Hay que crear un nuevo modelo de país’ ¿Ellos solos? No: en este caso, nosotros tenemos que asumir nuestro deber y nuestra vanguardia, como suelen decir los manualitos esos clásicos de lucha política.
Cuando Brasil le ganó a Bolivia 5 a 0, Robinho, Batista y Ronaldinho se metieron una rumba que llegaron vueltos leña a España: y la gente pedía: ‘Bótenlos, que son unos inmaduros’. Schuster, el entrenador del Madrid dijo algo como: ‘Pero por Dios, estos chicos son unas estrellas, meten goles fabulosos, la gente se mata por pedirles autógrafos y sólo tienen 21 añitos: ¿también les vamos a pedir que sean maduros como si tuvieran 50 años?’
No les pidamos a los estudiantes lo que aún no pueden darnos, y lo que más bien ellos exigen de nosotros que somos sus maestros.
Para concretar, quiero retomar mi insistencia en la necesidad imperiosa de refundar los partidos políticos. Yo a nadie le pido que se meta a Un Nuevo Tiempo. Tampoco le pido a nadie que se meta a juro en cualquier otro partido político: pero hay que dejar de destruirlos, no hay que caer en el juego de ciertos antipolíticos que lo que quieren es tomar el poder sin trabajar, sin sudarse el lomo, sin meter las manos en la suciedad como tenemos que hacer los políticos día a día.
Dejen en paz a los partidos, simplemente exíjanles que se renueven. Los nuevos partidos no pueden pretender engullir las organizaciones de la sociedad como hicieron AD, COPEI y el MAS porque simplemente se van a indigestar y van a estallar. Los partidos tampoco pueden pretender ser el único eje de conducción de la vida política de la nación. La política ya no es lo que fue, como decía el finado Norbert Lechnner. Los partidos, por su experiencia, pueden funcionar como un aceite que ayude a emulsionar las diversas corrientes sociales del país para que nos enrumbemos hacia un delta más o menos común, hacia un horizonte compartido donde cada quien vaya a en su barquito, cumpliendo la tarea que se ha impuesto a sí mismo y a su grupo en su espacio social peculiar, todos en caravana, todos hacia el mismo objetivo, pero nunca bajo la mordaza de un pensamiento único. Y claro, los partidos van a seguir siendo fundamentales a la hora de proponer nombres para los cargos de representación popular, y a la hora de conformar las alianzas que terminen de sellar los acuerdos que se vayan gestando en la sociedad civil.
Quienes le sigan teniendo asco a los partidos, por favor dedíquense a seguir participando donde se sientan mejor; en su vecindario, en su ONG, en sus redes populares, donde sea, pero todos juntos por Venezuela.
Desde el Proyecto Democracia de la UCAB y desde Un Nuevo Tiempo, este servidor vuestro ha decidido contribuir, junto con un grupo de políticos y amigos, a crear y fortalecer los links, las diversas interfases, las bisagras, entre los contenidos e ideas democráticas que produce nuestra academia con la política real, es decir, con los partidos y los dirigentes políticos. Es que yo entiendo que los estudios de campo, y los proyectos del tipo de los que son financiados por la LOCTI son útiles, pero si estamos hablando de política, de democracia, tenemos que llevar eso a las barricadas, a las trincheras, y para eso lo que se requiere es inteligencia teórica pero también –y me perdonan la palabra- mucho burdel, mucho burdel político.
Hemos participado y trabajado para organizar una serie de foros presenciales y luego globales y digitales, para tratar diversos temas que nos ayuden a re-definir nuestro modelo de democracia.
El primero, sobre descentralización como herramienta para los retos de la democracia del futuro, lo hicimos recientemente, el 12 de Noviembre en el Eurobuilding, y la página web de ese Foro va a ser puesta on-line este fin de semana en el portal de Venezuela Analítica, analitica.com, gracias al apoyo entusiasta de nuestro amigo Emilio Figueredo Planchart.
El espacio se llama Ágora Digital. Allí están colgadas las intervenciones de los invitados de Alemania, Ecuador, Argentina, y de los ponentes Venezolanos: Duque Corredor, Leopoldo López, Juan Fernández el Alcalde de Los Salias, Tablante, César Morillo y otros más.
Usted va a poder entrar a la página, leer el ensayo, bajar el video donde el autor hace comentarios, escribirle a los autores, decirles si está de acuerdo o no, ofrecer sus alternativas y propuestas, y mediante esta participación puede ayudar a que construyamos colectivamente el modelo. Los aportes más valiosos de los ciudadanos que intervengan van a ser parte del informe final y van a aparecer en el libro con sus debidos créditos.
Desde ya puedo decirles que un grupo de estudiantes de la UCAB dirigidos por Caco Aguiló ha escogido este tema para trabajarlo como parte de la carrera y que se han comprometido a aportar un ensayo que va a formar parte del libro final.
Este foro sobre descentralización va a durar hasta el 12 de Febrero de 2008.
Pero el 23 de Enero de 2008 arranca el Foro Global Digital sobre la Democracia Social, para el cual ya contamos con ensayos de Demetrio Boersner, de Federico Welsch, de Carlos Luna, Leopoldo López, Carlos Tablante y este servidor. También un grupo de jóvenes de la UCAB y de Un Nuevo Tiempo se ha comprometido a participar, ha hacer aportes, a aprender junto con nosotros, que siempre estamos aprendiendo, y a elaborar un ensayo para el libro final. Todos ustedes están invitados a sumarse a esta iniciativa, o a crear la que ustedes consideren mejor, para que sean veinte, cien iniciativas de debate y formación, de creación de nuestros propios signos y símbolos, de nuestro ideario y nuestro pensamiento político.
Espero que el foro presencial podamos hacerlo aquí en la UCAB, con invitados de postín de España, de Chile, Italia, Noruega, USA, y por supuesto de Venezuela. Desde el inicio, queremos que ustedes participen en la formulación de ese proyecto de país, en el cual nos comprometemos simplemente con tres valores básicos e indecidibles, que tienen quasi rango de derechos humanos:
a.- Superación de la pobreza b.- Desarrollo humano entendido como libertad y oportunidades c.- Preeminencia absoluta de los derechos humanos para todos.
Un acuerdo sobre tres temas básicos ha sido sugerido siempre por el padre Ugalde, y también es así en el ensayo de Federico Welsch sobre democracia social que ya se leyó en el ILDIS hace un par de meses.
A partir de allí, cualquiera le puede poner su sabor peculiar. Vamos a invitar a Podemos a participar en este debate, al MAS, por supuesto a Un Nuevo Tiempo, a Teodoro, a Fernando Mires, y a todo aquel que quiera debatir y aportar su grano de arena. Nosotros no vamos a dictar el modelo de la democracia social desde un programa dominical en el cual nadie puede rebatir, porque hay un solo conductor, un solo show-man. Nosotros queremos construirlo entre todos, y lo vamos a hacer.
Los estudiantes van a tener allí la oportunidad de seguir su formación, participando en un debate teórico sin limitaciones ni pensamiento único.
Por eso, es que he pedido la oportunidad de hablar aquí hoy, para contar una historia y para convocar a toda esta aguerrida comunidad ucabista a participar en este esfuerzo por construir la Venezuela del futuro.
Para invitar a nuestros intelectuales más lúcidos: a Elías Pino, al hermano Raúl González, a Luis Pedro, a Néstor Luengo, a Tomás Straka, a Antonio Cova, a Coello, a todos, a seguir el ejemplo de los estudiantes y a dar lo que mejor podemos dar: ellos nos han dado un ejemplo de moral, y nosotros tenemos que darles un poquito de nuestras escasas luces, como exigía Bolívar. Hagamos honor a nuestro lema: . Ut Innotescat Multiformis Sapientia Dei. Ayudemos para que siga apareciendo la multiforme sapiencia de Dios.
Dios los bendiga. Dios nos bendiga, y que viva la Universidad Católica Andrés Bello.
Muchas Gracias.
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Los Dod siguientes articulos son interesantes por el significado que tuvieron para los posteriores consensos en la oposicion
JRCH
Un caucus para la oposición
Oscar Reyes
Domingo, 27 de enero de 2008
Como si no bastaran las cuerizas que nos ha propinado el gobierno en los últimos ocho años, en el seno de la oposición sigue uno viendo, oyendo y leyendo a más de un auto-flagelante y falso beato diciendo: ‘Qué horror, en la oposición se están matando a cuchillo por los cargos para las elecciones de Octubre de 2008’. Desde mi punto de vista, que haya montones de precandidatos a gobernadores, alcaldes, diputados regionales y concejales no debe alarmar a nadie: para la oposición, ello significa que contamos con montones de cuadros –en todo el país- con aspiración y disposición a competir por cargos de representación popular para impulsar una política de cambio que enfrente los agobiantes problemas sociales del país como no lo ha querido hacer este gobierno obsesionado con las entelequias de la revolución universal y la beligerancia o no de las FARC. Adicionalmente, creo que no se debe confiar en ningún político motolito que diga ‘Yo no aspiro a nada’ porque es una mentira bufa y porque sólo mediante el poder delegado en los cargos de representación popular se pueden adelantar políticas reales a favor de los ciudadanos que tal poder delegan.
El problema no es el número de aspirantes porque, en general, a nadie se le puede coartar el derecho a la participación política dentro de los límites de las leyes. El problema político real es cómo tomamos la decisión en torno a los candidatos luego del pacto de unidad que ha suscrito la oposición.
El problema no es nuevo. Lo vivimos en Diciembre de 2006 cuando eran precandidatos Teodoro Petkoff, Manuel Rosales, Julio Borges y Benjamín Rausseo. Se propusieron unas primarias absurdas, que afortunadamente nunca se dieron porque habrían sido catastróficas. Las primarias, aunque parecen lo más justo, son la solución final, la última ratio, cuando hay dos o más candidatos empatados técnicamente en las encuestas y no hay manera de lograr un acuerdo como el que, impulsado por Petkoff con su renuncia y el apoyo a Manuel, logró unificar las fuerzas de la oposición en torno al gobernador del Zulia. Si no queda más remedio, si no hay acuerdo mayoritario, parece sensato que haya que pasar por algún género de primarias. Pero entre las primarias y los acuerdos medianamente consensuados, hay una tercera posibilidad que permite tanto los acuerdos como las eventuales primarias: el caucus.
Los estamos viendo en este momento, pues es la forma en que debaten y se eligen los candidatos para las convenciones de los partidos Demócrata y Republicano: Clinton vs. Obama y McCain vs. Giuliani. Caucus es una palabra de los indios de Norteamérica que significa algo como ‘consejo de los ancianos de la tribu’. En la práctica actual, consiste en que desde casi un año antes de las elecciones y arrancando por Idaho y New Hampshire, se realizan foros y debates en esos estados con los precandidatos, luego de los cuales se efectúan votaciones que se van acumulando a la cuenta de cada aspirante. Los caucus se realizan en centros comunales, escuelas, iglesias, teatros, adonde acuden los simpatizantes de los dos partidos. La tradición implica que quien pierde los dos primeros, y se da cuenta de que no tiene futuro, se retira por simple sentido común. Como el proceso dura meses a lo largo de los cuales se van retirando candidatos hasta que usualmente quedan sólo dos, se trata de un filtro durísimo, pues luego de cada debate y votación se sondea la opinión pública mediante encuestas y prosigue el debate intenso en los medios mediante artículos, entrevistas, etc. Estos debates se convierten en una vitrina y son la mejor y más barata campaña electoral, pues así los ciudadanos conocen a sus candidatos, analizan sus propuestas, sopesan el liderazgo y la credibilidad de cada uno, de manera que la elección es algo totalmente visible, como se espera que sea en una democracia. Es el momento en que pueden salir a relucir los trapos sucios de cada uno, acusaciones de corrupción, pecados del pasado, etc. Ya la simple resistencia en esta terrible carrera de larga distancia es una prueba tal de temple y capacidad que ella de por sí genera cierta confianza general en que los mejores serán los que lleguen al final y que –con excepciones como George W. Bush- va a triunfar el más apto de todos en la posterior elección presidencial. Pero Bush no es culpa del caucus sino un error del pueblo norteamericano: los venezolanos no somos los únicos que podemos elegir un Presidente atroz.
Creo que en el seno de la oposición y desde ya deberíamos comenzar a pensar en algo parecido a un caucus. Que los precandidatos comiencen a debatir en público, en centros comunales, en plazas, ante los ciudadanos y con el apoyo de los medios, sus propuestas para cada gobernación y para cada municipio. En cada estado hay televisoras, radios y periódicos regionales para informar a aquellos ciudadanos que no puedan estar presencialmente en los debates. Se pueden hacer debates televisados, radiados, a los cuales la gente puede enviar mensajes de texto que ayuden financieramente al medio de comunicación y que vayan siendo también un termómetro: tal vez les suene horrible, pero aunque este modelo se parece a American Idol es preferible porque es más abierto y público que las convenciones de delegados sin debate previo donde se decide a punta de aplanadoras y compra de votos de segundo grado. El mismo caucus puede permitir debatir cómo se va a elegir el candidato en cada lugar: si mirando mediciones en encuestas medianamente confiables, si mediante acuerdos de los diversos partidos o si, en caso extremo, mediante algún mecanismo comicial.
Le encuentro tres ventajas a esto: primero, los ciudadanos pueden comparar uno con otro e ir decidiendo quién es el mejor: segundo, asumimos una agenda política propia, con propuestas en positivo y no persiguiendo la elusiva sombra del gobierno y del Presidente. Fue lo que hicimos de cara a la reforma y triunfamos. Tercero, logramos un compromiso, una serie de propuestas y de programas de gobierno mínimos comunes y arrancamos en serio el proceso de construcción de nuestra identidad política y de nuestro proyecto alternativo para Venezuela de cara al Siglo XXI.
La Comisión Organizadora Nacional de Un Nuevo Tiempo ha decidido que nuestros precandidatos deben pasar por un proceso de formación intenso. Diseñar ese programa y extenderlo a todo el país es una de las tareas que se nos ha encomendado a los intelectuales e ideólogos del partido, lo cual aceptamos. Creo que el mecanismo del caucus permitiría darle músculo al proceso de formación al cual exhortamos a nuestra militancia, a nuestros amigos y aliados, porque el caucus implica debates intensos y la exposición de una oferta electoral creíble ante la ciudadanía, de la manera más abierta, pública y visible. Sería como los partidos de exhibición o de eliminatorias que todo equipo de fútbol debe jugar antes de clasificar a un mundial o asistir a una copa América.
Esta inquietud nace porque el acuerdo de unidad implica que hay muchos precandidatos de los diversos partidos de la oposición y lo peor que podemos hacer es ocultar esa realidad y que las decisiones se tomen en cenáculos cerrados, mediante el chantaje o las aplanadoras.
Sería ideal que incluso los aspirantes y candidatos del gobierno participaran en mecanismos similares de debate entre ellos y luego contra nosotros. Pero ellos tienen sus mecanismos: el dedo único y en algunos casos las primarias. Tampoco creo que debatan con nosotros. Si no quisieron hacerlo en el debate que había pautado el CNE de cara a la reforma constitucional, ¿por qué habrían de hacerlo ahora? El miedo es libre, dijo el inefable Antonio Ríos y yo añadiría que tienen derecho a tenernos culillo en un debate.
El año pasado, los estudiantes pusieron su inmenso capital moral para contribuir a salvar la democracia venezolana: a nosotros nos toca ahora poner un poquito de luces con los contenidos y las ideas, con la plataforma ideológica y el modelo de país. Es el trabajo que nos queda: colectivamente construir esos nuevos mapas y llevarlos a la calle, quizás mediante caucus, para que sean la munición discursiva, ideológica y la oferta electoral de nuestros candidatos en la titánica labor de convencer a los venezolanos no en base al odio o el simple rechazo a un gobierno sino en base a una propuesta que haga revivir la esperanza y que nos termine de ganar el corazón de quienes, de buena fe, se equivocaron eligiendo este gobierno.
oreyes10@gmail.com
Un caucus para la oposición (II)
Oscar Reyes
Martes, 19 de febrero de 2008
I.- El problema
Luego de publicar y hacer circular el artículo pasado sobre mi idea de un caucus o debate en cada circuito –para que sustituya y evite en lo posible una agotadora seguidilla de elecciones primarias para definir a los candidatos de la unidad opositora- un grupo de la Juventud de la Democracia Social (JDS) de Un Nuevo Tiempo (UNT) me hizo una objeción que bien merece esta respuesta, porque nobleza obliga (la de ellos, of course).
1.- Situémonos en el campo que vulgarmente solemos llamar realpolitik en los corrillos políticos venezolanos. Es una postura o conducta que poco debe a la teoría realista de Maquiavelo, Hobbes y sucesores (Aron, Kissinger), y que en su versión venezolana es más bien una mezcla de cálculo de corto plazo, viveza criolla, amiguismo, cortesanismo, arribismo, etc. Es decir, AD y COPEI durante los 40 años de Puntofijismo y el MAS y la izquierda desde el 98 hasta hace poco. Desde esta posición, todo lo que se haga para triunfar es lícito, porque el fin justifica los medios. El que triunfa es quien logra encontrar el medio más seguro para triunfar (astucia) independientemente de los criterios de eticidad y democraticidad de determinadas acciones políticas (virtud). Este es el punto de partida de los chamos de la Juventud de la Democracia Social.
2.- Yo, que soy un poco más viejo, tengo un punto de partida un poco diferente porque no descarto la utilidad de determinados criterios éticos que pueden hacer nuestra conducta más democrática. Reconozco que el fin es algo primordial, y que en última instancia (ultima ratio) si hay que recurrir a determinados trucos y conductas de la realpolitik criolla para triunfar ante un enemigo desalmado, pues hay que hacerlo. Pero como filósofo me suelo preguntar cosas ociosas como: ¿y no existirá un camino alternativo que permita tanto triunfar como triunfar éticamente?
3.- El problema afrontado es sencillo de enunciar, aunque duro de pelar y de lograr: triunfar en la mayor cantidad de circuitos de alcaldes, gobernadores, diputados regionales y concejales, frente los candidatos del gobierno.
4.- La oposición ha llegado a un acuerdo: apoyaremos de manera unitaria a los candidatos que tengan más chance, utilizando diversos criterios como las encuestas de opinión pública y los acuerdos. Lo peor serían primarias.
5.- Yo coincido con ellos en dos fines que son de hierro: tratar de ganar e ir unidos. El problema radica en cómo –y quiénes- llegamos a la conclusión de quién es el que tiene más chance.
6.- El caucus implica debates informales entre los diversos aspirantes de la oposición, sean de UNT, MAS, PJ, AD, PODEMOS o COPEI, por ejemplo. Se harían en canales locales, emisoras locales, diarios locales, televisoras locales, espacios públicos como plazas o centros deportivos y culturales, etc. Ello le permitiría a los candidatos exponer sus programas de gobierno, y a los ciudadanos elegir de manera más consciente quiénes se irán convirtiendo en –o se seguirán manteniendo como- los favoritos a ser apoyados unitariamente. Ese favoritismo se reflejará ineluctablemente en las encuestas que aceptemos como confiable, evitando en lo posible una guerra de encuestas chimbas.
7.- La objeción de los chamos es: ¿por qué si un candidato de nuestro partido está sobrado y lleva 64% en las encuestas ha de debatir con otro que apenas lleva 2,5%? ¿No le estamos regalando tribuna al segundón y poniéndolo al nivel de quien ya es favorito? ¿Con eso no contribuimos además a confundir al pueblo? Imagine usted que la objeción es hecha también –o en principio- por algunos dueños de medios de comunicación con la más sana intención, para salvaguardar los intereses del fin buscado. Para cuidarnos, nos dicen: no le daré espacio a ese segundón si mi gallo está sobrado.
8.- Nótese que la objeción es dura, y asumimos de verdad que viene con toda la buena intención del mundo. Hemos padecido tantas derrotas que arriesgarnos innecesariamente parece contraproducente. Pero es en este riesgo (¿vale la pena o no?) que yo quiero afincarme. Porque si nosotros no confiamos en los ciudadanos a quienes les pedimos que voten por nuestros candidatos, de alguna manera estamos pensando que son brutos y los estamos tratando como si fueran menores de edad, pero eso sí: después les exigimos que se comporten como adultos comprometidos y resteados a la hora de defender los (nuestros) votos aun a costa de su seguridad y de su vida. Es en esta y otras incongruencias que me voy a basar para plantear una alternativa ética e ideológica con la finalidad de señalar que se puede lograr el mismo triunfo, pero más bonito y rendidor, por así decirlo.
II,. Dilemas e incongruencias
1.- No convocar al debate allí donde estamos sobrados puede parecer el camino más corto, aunque no sé si es el más seguro. De todas maneras, aceptemos por more del argumento que es el más corto. Pero este atajo plantea varios dilemas: ¿Por qué los medios de comunicación van a decidir nuestras políticas? ¿No hemos asumido el compromiso de llegar a ser una dirigencia política profesional, ideologizada en la democracia social y éticamente responsable y comprometida con toda una serie de valores que estamos trabajando en los diversos encuentros ideológicos de UNT? ¿Es que hemos olvidado las experiencia de una Coordinadora Democrática secuestrada por intereses miopes de la sociedad civil, dígase medios, empresarios, militares y un sector radical y derechista de la clase media enardecida? Creo que, en buena medida, las desviaciones –Carmona Estanga i.e.- fueron producto de esa usurpación de roles. Y con todo el respeto para unos medios que nos han ayudado con el alma y la sangre, quiero preguntarle a ustedes, muchachos: ¿por qué Teodoro Petkoff montó su propio periódico? ¿O por qué el Presidente se dedicó con tanto ahínco a crear una gigantesca red de medios de comunicación alternativos? ¿No sería para poder mantener la independencia de criterios políticos y no sucumbir ante cualquier chantaje mediático por más bienintencionado que fuera? Esto es más realpolitik que la objeción hecha por ustedes, porque de esto se sigue si realmente mantenemos en nuestras manos las decisiones políticas que nos incumben, desde esta locus de cierto poder para el cual –luego de tantos esfuerzos- medianamente nos han elegido de alguna manera los partidos y los ciudadanos opositores democráticos: un locus desde el cual nuestras acciones van a ser juzgadas pues tendremos que responder en caso de fracaso y cobrar en caso de victoria.
2.- ¿Y qué opina el candidato? ¿O es que un grupo de párvulos y un grupo de empresarios bienintencionados saben más que el gallo que va ganador? ¿Por qué no le preguntamos al candidato en vez de tomar la decisión por él de antemano? A lo mejor no tiene miedo de debatir, a lo mejor aprovecha los debates para presentar su programa de gobierno, nuestras ideas y valores, y de esa manera logramos ganar un espacio simbólico –no sólo electoral- al poner en agenda nuestro lenguaje político y nuestra alternativa de la Democracia Social. Nuestra gente ya está convencida. Tenemos que ganarnos es a los que no terminan de creernos, y el debate democrático, con reglas de juego, con altura, en base a propuestas, puede ser tremendo ropaje para estas elecciones. Por otra parte, si yo tengo un candidato que lleva 64% en las encuestas y tiene miedo de debatir con uno que lleva 2,5%, pues se trata de un pataruco. E incluso, si se deja ganar con el pataruco segundón es que no era tan bueno. Pero, en primera instancia, nosotros no deberíamos decidir por él, y tampoco por el pueblo. Asumamos que el candidato favorito tiene sapiencia y que por eso es favorito: tiene todo el derecho a decidir por él mismo. Y si los medios no cubren el debate para castigarlo por desobediente, pues ellos se lo pierden: para eso está Youtube, y estoy seguro de que muchos medios regionales no se van a perder ese caramelo, pues el rating sería brutal.
3.- Vamos con la supuesta brutalidad del pueblo. ¿Se dejarían engañar y confundir? Puede que sí, puede que no: veamos dos argumentos, uno histórico y uno filosófico. La estrategia de la oposición el año pasado –al menos en lo que a UNT se refiere- fue tratar de llevar el debate de la reforma hasta los más apartados rincones de Venezuela, especialmente a los sectores C, D y E. Pensábamos que mientras más se enteraran del contenido de la reforma menos la apoyarían: es decir, pensamos que tenían una cierta inteligencia para discernir al menos lo que les conviene y lo que los puede dañar. Y efectivamente esa estrategia funcionó, junto con el gran aporte moral, ¡ético, carajo!, de los estudiantes y la defensa del voto hecha por la sociedad civil y los partidos el domingo 2 de Diciembre y madrugada del 3. ¿Por qué les vamos a retirar la confianza luego de aquella hazaña?
4.- Asumamos otra sugerencia estadística que se cae de madura, proveniente de los estudios de pobreza, porque una de las acusaciones de los chamos es que yo era un idealista, que idealizaba al pueblo (entendido éste como pueblo pobre). Los sectores mayoritarios en Venezuela están en los estratos C, D y E. Son pobres -80% de pobreza- y tienen terribles gaps de educación, formación profesional, para el trabajo, e incluso podríamos asumir que hay una cierta carencia de valores estables y funcionales en nuestra mayoritaria estructura familiar matrisocial, como han señalado los jesuitas Mikel de Viana y Raúl González Fabre. Lo que se asume es que este grupo social no está del todo educado o capacitado (ojo que ambas cosas no son lo mismo) para presenciar un debate en que se les invita a escoger e ir formando tendencias de opinión del voto en torno a quién y qué es lo que les conviene. O, en sentido opuesto, que un pequeño grupo selecto –partidos, medios, expertos de la realpolitik- puede pensar o decidir (estos conceptos tampoco son similares) mejor que un grupo enorme y mal educado a la hora de tomar tales decisiones. Yo acepto que nuestros pobres no tienen un alto nivel educativo, es decir, que no están altamente educados, pero asumo que sí están capacitados para barruntar decisiones sobre lo que les conviene y sobre lo que no.
5.- Debo este argumento a mi colega el filósofo Rodolfo Arango, de la Universidad de Los Andes en Bogotá, quien me regaló un libro do consta un ensayo del profesor Felipe Castañeda que aborda filosóficamente el debate entre la participación contingente –referendos, consultas populares- y la democracia representativa. El argumento proviene de Aristóteles, y ha pasado por manos de Marsilio de Padua, Nicolás de Cusa, Condorcet, Robert Dahl y –cuando no- John Rawls. La pregunta tiene más de 2.500 años y es la misma que se hacen los jóvenes de la JDS: ¿hasta qué punto conviene consultar o debatir con el pueblo determinado tipo de decisiones políticas? En su Defensor Pacis (Defensor de la Paz), de 1.324 Marsilio argumenta que aquellas leyes que con consultadas con la mayoría y aceptadas de buena gana tienden a generar más paz y estabilidad en la República, pues son un compromiso y una coacción asumida conscientemente por ‘todos’, o al menos por los que tienen estatuto de ciudadanos y pueden votar, Menos efectos pacificadores tienen aquellas normas y leyes creadas por una élite y luego impuestas al colectivo desde arriba, mediante la fuerza del aparato estatal. Dice el paduano –repitiendo a Aristóteles- que ha notado que todos los seres vivientes tienen la tendencia a rechazar lo que les amenaza porque quieren durar, vivir largamente (conatus), y que por eso en general evitan lo que les disminuye las posibilidades de supervivencia, lo que los mengua. Que por eso tenemos la tendencia a perseguir lo que nos haga sentir bien –salvo determinados casos clínicos patológicos-, a buscar lo que aumente nuestra seguridad y nuestra estabilidad en le económico, lo vital, y un largo etcétera. No siempre sabemos cómo lograrlo, porque a veces los medios para ello dependen de una tecnología que no es asequible para todos, y que requiere largos y costosos años de formación. En este caso, a la hora de formular las reglas, con toda seguridad los juristas con experiencia serán más aptos para evitar las colisiones constitucionales, pues manejan el entramado de relaciones lógicas de un conjunto de leyes o reglas interdependientes. Obviamente, este es el gran riesgo del llamado parlamentarismo o asambleísmo de calle o popular: el pueblo, en su gran mayoría no preparado para ese trabajo, puede fácilmente ser manipulado por los demagogos y crear una ley bruta, un Leviatán tosco o intonso, como dice Castañeda. Esto es lo que siempre hemos señalado acerca de la falacia del asambleismo o el parlamentarismo de calle versus el parlamentarismo profesional representativo: un líder carismático puede lograr el apoyo en medio de una asamblea de calle para que se valide a mano alzada un proyecto autoritario e inconstitucional: y nada menos que éste era el espíritu de la llamada Nueva Geometría del Poder de la derrotada Reforma Constitucional. ¿Cómo pudo el pueblo en quien ahora no se quiere confiar percibir lo nocivo de esta propuesta? La respuesta aristotélica y modélica es que la gente no necesita ser compositora para apreciar una buena música, ni necesita ser agrónoma para apreciar un buen tomate. Puede decir ‘me gusta, me parece bueno’ y si su experiencia le ha mostrado que los buenos tomates ayudan a una buena ensalada, no necesita para nada saber de cocina molecular.
6.- Aquí se repite de nuevo la objeción desde el otro lado: pero ¿no piensa mejor una élite ilustrada y bienintencionada que una mayoría no educada? Depende de para qué se la llame. Si es para diseñar una ley, con toda seguridad sí: pero si se trata de discernir si ese proyecto de ley o esa política es bueno para el colectivo, respondo que no. Se me argumenta a partir de John Rawls: el legislador ha de ser un ser racional y bienintencionado que prevea que la ley sea justa, tanto en justicia como en política: tiene que suspender sus intereses y pensar en el colectivo (el llamado punto de vista inicial o velo de la ignorancia). En este punto de vista es que se ubican los chamos cuando se sienten tentados por la realpolitik: tenemos autoridad moral, estamos llamados a ser la vanguardia y a señalar el camino. Correcto: pueden hacer todas las propuestas que quieran, pero deben consultar su implementación -de la manera que sea- con esa cosa difusa que llamamos el pueblo.
7.- No existe –creo- un ser humano que no tenga intenciones, que pueda suspender sus intereses y ser absolutamente magnánimo y bienintencionado: por eso los equivalentes a Cristo y a Buda se pueden contar con los dedos de una mano. Aunque una persona sea muy instruida, dificulto que deponga sus intereses, sus visiones, sus creencias, sus hábitos, su educación, el inmenso bagaje de ideas y valores que ha acumulado en su cerebro y su cuerpo, como complementaría un Foucault. Incluso, no puede sustraerse de su manera de entender previamente al debate acerca de cuál era el camino. El lenguaje es nuestro límite, decía Wittgenstein, y no podemos ni pensar ni razonar fuera de él. No podemos pensar ni tomar decisiones sin esa carga de prejuicios, ideas, convicciones e intereses y ello no hace falta. Sobre todo, por algo que bien sabían los framers de Filadelfia en 1787: el hecho de que mi camino, de que mi propuesta sea la escogida implica un gran poder, y por eso este tipo de decisiones son tan tentadoras. Si es difícil hallar uno solo ser magnánimo como la Madre Teresa de Calcuta, imagínense lo difícil que es hallar un cuerpo colegiado con tales virtudes. Aquí, no se trata de saber, ni de un alta racionalidad acumulada en una un universidad de prestigio: se trata de la intención. Si fuéramos ángeles no necesitaríamos gobiernos, decían los Federalistas. Esta crítica a la tutela en democracia ha sido esbozada magistralmente por Robert Dahl en La Democracia y sus críticos.
8.- Pero el pueblo es tornadizo, intonso, pasional, iletrado: ¿cómo podemos confiar en su criterio? Porque esas pasiones son justamente las que cuentan, tanto como las ideas y las creencias. Como dirían los Amigos Invisibles: Esto es lo que hay. Con estos sujetos humanos es que tenemos que trabajar y construir el país, ellos son nuestro sujeto social y nuestro fin político. Y justamente esa contraposición de intereses realistas, egoístas, sirve como filtro y espejo que muestra las diversas caras positivas y negativas de las propuestas. Un legislador sabio que impone reglas de juego para el buen vivir o para el desenvolvimiento democrático puede asegurar con su experticia técnica la supervivencia mínima y la paz del Estado en el sentido de la ausencia de guerra. Creo que el camino corto de suspender los debates logra algo parecido a esto: una cierto seguridad, un cierto mínimo de antemano, en aquellos casos en que contamos con un candidato o candidata sobrado(a). Pero el mismo Aristóteles señalaba que el ser humano no sólo quiere sobrevivir como las vacas y los borregos: sino que además parece que quiere vivir bien –dentro de lo que eso pueda significar para cada conglomerado humano en determinada época- y que justamente por eso se junta en sociedad política. A un legislador avispado se le pueden escapar cosas que determinado grupo o sujeto sí percibe porque le afecta a diario. Ese es uno de los problemas capitales de la planificación. Por ello, aunque el grupo legislador o dirigente sea muy experto, es conveniente la consulta de la propuesta –una vez elaborada- ante la mayor cantidad posible de sujetos: dos ojos ven más que uno, y cuatro oídos oyen mejor que dos: de manera que millones de oídos oyen mejor que un grupito de oídos entrenados, simplemente porque el todo es mayor que las partes. Los planificadores y dirigentes no lo pueden prever todo, siempre habrá algo que se les escape y que un ciudadano corriente puede percibir mejor desde su posición. Además, los legisladores no están fuera del todo y este es un error de Rawls, a mi juicio: no se pueden sustraer a su condición de formar parte del todo ni a los intereses que eso inevitablemente conlleva. El todo del que yo hablo incluye a los sabios legisladores y dirigentes y a las mayorías poco educadas, junto con las coaliciones de cada caso. Dado que nadie va a suspender sus intereses a la hora de la formulación de reglas o de políticas, lo más sano es tratar de lograr el mayor contraste posible, no para lograr una sumatoria mecánica de tipo utilitarista –la calidad de la propuesta depende de la calidad del legislador- sino de persuadir a todos de que pese a que se afectan algunos intereses colaterales propios, la propuesta vale la pena porque garantiza la capacidad de acción en casos en que uno no tiene mayoría o ventaja (esta posición se llama velo de la incertidumbre). Es decir: ubíquense en la situación inversa: que tenemos un candidato bate quebrado y hay otro de un partido amigo de la coalición que está sobrado: ¿por qué él sí debería debatir con nuestro bate quebrado? ¿Y porqué negarle a nuestro bate quebrado el derecho a lanzarse y debatir censurándolo dentro del partido y en público ‘porque echa a perder la unidad’? ¿qué argumentos podremos ofrecer en estos dos casos? Esta es la razón por la cual un grupo importante de teóricos de la decisiones públicas recomiendan que las decisiones sobre reglas de juego, sobre reglas de accionar político, sean elaboradas por expertos y luego consultadas a todos con el fin de lograr un cierto consenso que las haga más estables. Otra cosa son las decisiones ordinarias como candidatos ya en elecciones y mociones en el Congreso: simplemente se votan por mayorías simples o calificadas de cierto grado: ¿quién queda Presidente? El que saque más votos. O se implementa una segunda ronda para darle más legitimidad a una votación donde ninguno alcanza el 50% mínimo acordado. Es decir –concuerdo con Buchanan y Brennan- a la hora de consultar reglas de juego, cambios constitucionales, y yo añadiría líneas políticas, es aconsejable, deseable y posible conseguir ciertos consensos que legitimen más dichas reglas, y que las hagan más estables en tanto auto aceptadas hasta cierto punto de masa crítica, digamos. No en otra cosa reside la costumbre parlamentaria de establecer diferencias entre las leyes ordinarias y las leyes orgánicas: estas últimas no se pueden cambiar sino mediante mayoría calificada, luego de lo cual en mucho casos hay que hacer consulta referendaria populares.
III.- Conclusiones
¿Qué conclusiones quiero ofrecer luego del largo rodeo filosófico?
1.- No creo que se ponga en riesgo el triunfo si los candidatos debaten abiertamente. Además, la capacidad o la autonomía de elegir lo que mejor le conviene a cada quien es algo intransferible desde el individuo a ningún colectivo o ente tutelar, salvo en casos clínicos muy especiales –coma, agonía, retardo mental. Eso es un derecho humano de primera generación, como solía decirse hasta hace poco en derecho.
2.- El debate nos puede beneficiar en el sentido de poner nuestra agenda en el tapete y con ello ganamos algo más que la alcaldía y la gobernación. La gente se dedicaría a estudiar nuestras propuestas, y nosotros nos deslastraríamos de la manía de andar siguiendo la agenda que se nos propone desde Aló Presidente, que puede dar mucho rating, pero que nos ha llevado a costosos fracasos. Es posible que así incluso nosotros mismos logremos incorporar, empoderarnos, con las propuestas de la Democracia Social. Además, recuérdese que este es un partido con orígenes muy diversos: socialdemócratas, socialistas democráticos, centro-derecha, socialcristianos, etc. No estaría mal un poco de cemento ideológico y ético-político para lograr un lenguaje mínimo común.
3.- En muchas reuniones he repetido la clásica frase de Lord Acton: El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente. He dicho que una pequeña grieta ideológica o de valores en este momento tal vez no sea grave porque estamos en un momento de relativa calma –somos una oposición democrática que crece- pero que si entramos en una zona de turbulencia –como cuando el Transbordador espacial entra a la atmósfera- la fricción y el calor de esa turbulencia desintegraría la nave a partir de la pequeña grieta. Hemos repetido en muchos foros que somos éticos, que respetamos y acompañamos al pueblo, que queremos ampliar su marco de decisiones hacia la base a partir de nuestro proyecto ideológico. Mal podríamos ahora decir que le vamos a negar al pueblo el derecho a ver esos debates: o sea, a partir de un cierto poder –a los estudiantes quien les diga que no queda como feo- entonces nos vamos a abrogar una prerrogativa que no tenemos, que nadie nos dio. Ustedes ahora tienen un poder moral inmenso: todo lo que propongan será oído con cuidado y en muchos casos será seguido como línea política. Si desde ahora empiezan a dar concesiones antidemocráticas a partir de una mal entendida realpolitik, de hecho ya se están corrompiendo. Y si eso es ahora: ¿qué pasará cuando lleguen a cargos de poder delegado por el pueblo en el ejecutivo o el legislativo? ¿No creen que desde temprano pueden acostumbrarse a romper en la acción las bellas palabras que se dicen en nombre de la moral, la ética y la democracia?.
4.- John Dewey, uno de mis héroes filosóficos, pensaba que la inteligencia democrática de un pueblo puede incrementarse. El pueblo –un grupo pequeño o una parroquia- acomete un problema: todas aquellas alternativas fallidas serán desechadas, y las que funcionen serán asumidas como ‘verdades’ por ese colectivo. Luego, esas ‘verdades’ pueden pasar a formar parte de su acervo cultural, como la construcción de aviones, la física cuántica o la receta de las hallacas de Scannone. La descentralización es un ejemplo de ello: recuerdo que durante los debates por allá a principios de los noventa, se usaba el mismo argumento de que le gente no estaba preparada para elegir gobernadores, alcaldes, etc. El mismo argumento tutelar del pueblo intonso. Y sin embargo, la experiencia ha demostrado que la gente aprendió a funcionar con entes descentralizados, algo con lo que no contaba el proceso cuando quiso desmantelarlos a partir de la reforma.
5.- Contribuir a elevar la inteligencia democrática de los ciudadanos es una de las misiones que nos han encomendado –por decirlo de alguna manera- al invitarnos a estos debates sobre la Democracia Social y a los programas de formación política de los dirigentes de UNT y de la JDS. Yo trato de ser coherente entre los principios y las acciones, entre las intenciones, las proclamas y la hora en que hay que implementar las acciones, la hora en que hay que haya que repartir un presupuesto, a la hora en que la teoría deba hacerse verbo y cemento, pan y educación. Esa coherencia me impide apoyar –al menos en teoría y por ahora- la no realización de debates en los casos que hemos estudiado aquí. Claro, cada caso puede ser particular y diverso: habrá candidatos que no querrán debatir y no los podemos obligar, y ellos cosecharán lo que siembren. Tal vez esto sea útil para casos en que los números de las encuestas están muy parejos. En todo caso, una vez que han sido tan audaces, que han triunfado en nombre de le ética, de los valores y la democracia, no entiendo –lo entiendo, pero no lo apruebo- que de la noche a la mañana –quizás encandilados por los flashes y los spots de los media- algunos de ustedes se me vuelvan conservadores, faltos de audacia, limitados por una falso realismo político, cuando se espera de ustedes no que el cielo sea el límite sino que el cielo sea apenas el principio.
JRCH
Un caucus para la oposición
Oscar Reyes
Domingo, 27 de enero de 2008
Como si no bastaran las cuerizas que nos ha propinado el gobierno en los últimos ocho años, en el seno de la oposición sigue uno viendo, oyendo y leyendo a más de un auto-flagelante y falso beato diciendo: ‘Qué horror, en la oposición se están matando a cuchillo por los cargos para las elecciones de Octubre de 2008’. Desde mi punto de vista, que haya montones de precandidatos a gobernadores, alcaldes, diputados regionales y concejales no debe alarmar a nadie: para la oposición, ello significa que contamos con montones de cuadros –en todo el país- con aspiración y disposición a competir por cargos de representación popular para impulsar una política de cambio que enfrente los agobiantes problemas sociales del país como no lo ha querido hacer este gobierno obsesionado con las entelequias de la revolución universal y la beligerancia o no de las FARC. Adicionalmente, creo que no se debe confiar en ningún político motolito que diga ‘Yo no aspiro a nada’ porque es una mentira bufa y porque sólo mediante el poder delegado en los cargos de representación popular se pueden adelantar políticas reales a favor de los ciudadanos que tal poder delegan.
El problema no es el número de aspirantes porque, en general, a nadie se le puede coartar el derecho a la participación política dentro de los límites de las leyes. El problema político real es cómo tomamos la decisión en torno a los candidatos luego del pacto de unidad que ha suscrito la oposición.
El problema no es nuevo. Lo vivimos en Diciembre de 2006 cuando eran precandidatos Teodoro Petkoff, Manuel Rosales, Julio Borges y Benjamín Rausseo. Se propusieron unas primarias absurdas, que afortunadamente nunca se dieron porque habrían sido catastróficas. Las primarias, aunque parecen lo más justo, son la solución final, la última ratio, cuando hay dos o más candidatos empatados técnicamente en las encuestas y no hay manera de lograr un acuerdo como el que, impulsado por Petkoff con su renuncia y el apoyo a Manuel, logró unificar las fuerzas de la oposición en torno al gobernador del Zulia. Si no queda más remedio, si no hay acuerdo mayoritario, parece sensato que haya que pasar por algún género de primarias. Pero entre las primarias y los acuerdos medianamente consensuados, hay una tercera posibilidad que permite tanto los acuerdos como las eventuales primarias: el caucus.
Los estamos viendo en este momento, pues es la forma en que debaten y se eligen los candidatos para las convenciones de los partidos Demócrata y Republicano: Clinton vs. Obama y McCain vs. Giuliani. Caucus es una palabra de los indios de Norteamérica que significa algo como ‘consejo de los ancianos de la tribu’. En la práctica actual, consiste en que desde casi un año antes de las elecciones y arrancando por Idaho y New Hampshire, se realizan foros y debates en esos estados con los precandidatos, luego de los cuales se efectúan votaciones que se van acumulando a la cuenta de cada aspirante. Los caucus se realizan en centros comunales, escuelas, iglesias, teatros, adonde acuden los simpatizantes de los dos partidos. La tradición implica que quien pierde los dos primeros, y se da cuenta de que no tiene futuro, se retira por simple sentido común. Como el proceso dura meses a lo largo de los cuales se van retirando candidatos hasta que usualmente quedan sólo dos, se trata de un filtro durísimo, pues luego de cada debate y votación se sondea la opinión pública mediante encuestas y prosigue el debate intenso en los medios mediante artículos, entrevistas, etc. Estos debates se convierten en una vitrina y son la mejor y más barata campaña electoral, pues así los ciudadanos conocen a sus candidatos, analizan sus propuestas, sopesan el liderazgo y la credibilidad de cada uno, de manera que la elección es algo totalmente visible, como se espera que sea en una democracia. Es el momento en que pueden salir a relucir los trapos sucios de cada uno, acusaciones de corrupción, pecados del pasado, etc. Ya la simple resistencia en esta terrible carrera de larga distancia es una prueba tal de temple y capacidad que ella de por sí genera cierta confianza general en que los mejores serán los que lleguen al final y que –con excepciones como George W. Bush- va a triunfar el más apto de todos en la posterior elección presidencial. Pero Bush no es culpa del caucus sino un error del pueblo norteamericano: los venezolanos no somos los únicos que podemos elegir un Presidente atroz.
Creo que en el seno de la oposición y desde ya deberíamos comenzar a pensar en algo parecido a un caucus. Que los precandidatos comiencen a debatir en público, en centros comunales, en plazas, ante los ciudadanos y con el apoyo de los medios, sus propuestas para cada gobernación y para cada municipio. En cada estado hay televisoras, radios y periódicos regionales para informar a aquellos ciudadanos que no puedan estar presencialmente en los debates. Se pueden hacer debates televisados, radiados, a los cuales la gente puede enviar mensajes de texto que ayuden financieramente al medio de comunicación y que vayan siendo también un termómetro: tal vez les suene horrible, pero aunque este modelo se parece a American Idol es preferible porque es más abierto y público que las convenciones de delegados sin debate previo donde se decide a punta de aplanadoras y compra de votos de segundo grado. El mismo caucus puede permitir debatir cómo se va a elegir el candidato en cada lugar: si mirando mediciones en encuestas medianamente confiables, si mediante acuerdos de los diversos partidos o si, en caso extremo, mediante algún mecanismo comicial.
Le encuentro tres ventajas a esto: primero, los ciudadanos pueden comparar uno con otro e ir decidiendo quién es el mejor: segundo, asumimos una agenda política propia, con propuestas en positivo y no persiguiendo la elusiva sombra del gobierno y del Presidente. Fue lo que hicimos de cara a la reforma y triunfamos. Tercero, logramos un compromiso, una serie de propuestas y de programas de gobierno mínimos comunes y arrancamos en serio el proceso de construcción de nuestra identidad política y de nuestro proyecto alternativo para Venezuela de cara al Siglo XXI.
La Comisión Organizadora Nacional de Un Nuevo Tiempo ha decidido que nuestros precandidatos deben pasar por un proceso de formación intenso. Diseñar ese programa y extenderlo a todo el país es una de las tareas que se nos ha encomendado a los intelectuales e ideólogos del partido, lo cual aceptamos. Creo que el mecanismo del caucus permitiría darle músculo al proceso de formación al cual exhortamos a nuestra militancia, a nuestros amigos y aliados, porque el caucus implica debates intensos y la exposición de una oferta electoral creíble ante la ciudadanía, de la manera más abierta, pública y visible. Sería como los partidos de exhibición o de eliminatorias que todo equipo de fútbol debe jugar antes de clasificar a un mundial o asistir a una copa América.
Esta inquietud nace porque el acuerdo de unidad implica que hay muchos precandidatos de los diversos partidos de la oposición y lo peor que podemos hacer es ocultar esa realidad y que las decisiones se tomen en cenáculos cerrados, mediante el chantaje o las aplanadoras.
Sería ideal que incluso los aspirantes y candidatos del gobierno participaran en mecanismos similares de debate entre ellos y luego contra nosotros. Pero ellos tienen sus mecanismos: el dedo único y en algunos casos las primarias. Tampoco creo que debatan con nosotros. Si no quisieron hacerlo en el debate que había pautado el CNE de cara a la reforma constitucional, ¿por qué habrían de hacerlo ahora? El miedo es libre, dijo el inefable Antonio Ríos y yo añadiría que tienen derecho a tenernos culillo en un debate.
El año pasado, los estudiantes pusieron su inmenso capital moral para contribuir a salvar la democracia venezolana: a nosotros nos toca ahora poner un poquito de luces con los contenidos y las ideas, con la plataforma ideológica y el modelo de país. Es el trabajo que nos queda: colectivamente construir esos nuevos mapas y llevarlos a la calle, quizás mediante caucus, para que sean la munición discursiva, ideológica y la oferta electoral de nuestros candidatos en la titánica labor de convencer a los venezolanos no en base al odio o el simple rechazo a un gobierno sino en base a una propuesta que haga revivir la esperanza y que nos termine de ganar el corazón de quienes, de buena fe, se equivocaron eligiendo este gobierno.
oreyes10@gmail.com
Un caucus para la oposición (II)
Oscar Reyes
Martes, 19 de febrero de 2008
I.- El problema
Luego de publicar y hacer circular el artículo pasado sobre mi idea de un caucus o debate en cada circuito –para que sustituya y evite en lo posible una agotadora seguidilla de elecciones primarias para definir a los candidatos de la unidad opositora- un grupo de la Juventud de la Democracia Social (JDS) de Un Nuevo Tiempo (UNT) me hizo una objeción que bien merece esta respuesta, porque nobleza obliga (la de ellos, of course).
1.- Situémonos en el campo que vulgarmente solemos llamar realpolitik en los corrillos políticos venezolanos. Es una postura o conducta que poco debe a la teoría realista de Maquiavelo, Hobbes y sucesores (Aron, Kissinger), y que en su versión venezolana es más bien una mezcla de cálculo de corto plazo, viveza criolla, amiguismo, cortesanismo, arribismo, etc. Es decir, AD y COPEI durante los 40 años de Puntofijismo y el MAS y la izquierda desde el 98 hasta hace poco. Desde esta posición, todo lo que se haga para triunfar es lícito, porque el fin justifica los medios. El que triunfa es quien logra encontrar el medio más seguro para triunfar (astucia) independientemente de los criterios de eticidad y democraticidad de determinadas acciones políticas (virtud). Este es el punto de partida de los chamos de la Juventud de la Democracia Social.
2.- Yo, que soy un poco más viejo, tengo un punto de partida un poco diferente porque no descarto la utilidad de determinados criterios éticos que pueden hacer nuestra conducta más democrática. Reconozco que el fin es algo primordial, y que en última instancia (ultima ratio) si hay que recurrir a determinados trucos y conductas de la realpolitik criolla para triunfar ante un enemigo desalmado, pues hay que hacerlo. Pero como filósofo me suelo preguntar cosas ociosas como: ¿y no existirá un camino alternativo que permita tanto triunfar como triunfar éticamente?
3.- El problema afrontado es sencillo de enunciar, aunque duro de pelar y de lograr: triunfar en la mayor cantidad de circuitos de alcaldes, gobernadores, diputados regionales y concejales, frente los candidatos del gobierno.
4.- La oposición ha llegado a un acuerdo: apoyaremos de manera unitaria a los candidatos que tengan más chance, utilizando diversos criterios como las encuestas de opinión pública y los acuerdos. Lo peor serían primarias.
5.- Yo coincido con ellos en dos fines que son de hierro: tratar de ganar e ir unidos. El problema radica en cómo –y quiénes- llegamos a la conclusión de quién es el que tiene más chance.
6.- El caucus implica debates informales entre los diversos aspirantes de la oposición, sean de UNT, MAS, PJ, AD, PODEMOS o COPEI, por ejemplo. Se harían en canales locales, emisoras locales, diarios locales, televisoras locales, espacios públicos como plazas o centros deportivos y culturales, etc. Ello le permitiría a los candidatos exponer sus programas de gobierno, y a los ciudadanos elegir de manera más consciente quiénes se irán convirtiendo en –o se seguirán manteniendo como- los favoritos a ser apoyados unitariamente. Ese favoritismo se reflejará ineluctablemente en las encuestas que aceptemos como confiable, evitando en lo posible una guerra de encuestas chimbas.
7.- La objeción de los chamos es: ¿por qué si un candidato de nuestro partido está sobrado y lleva 64% en las encuestas ha de debatir con otro que apenas lleva 2,5%? ¿No le estamos regalando tribuna al segundón y poniéndolo al nivel de quien ya es favorito? ¿Con eso no contribuimos además a confundir al pueblo? Imagine usted que la objeción es hecha también –o en principio- por algunos dueños de medios de comunicación con la más sana intención, para salvaguardar los intereses del fin buscado. Para cuidarnos, nos dicen: no le daré espacio a ese segundón si mi gallo está sobrado.
8.- Nótese que la objeción es dura, y asumimos de verdad que viene con toda la buena intención del mundo. Hemos padecido tantas derrotas que arriesgarnos innecesariamente parece contraproducente. Pero es en este riesgo (¿vale la pena o no?) que yo quiero afincarme. Porque si nosotros no confiamos en los ciudadanos a quienes les pedimos que voten por nuestros candidatos, de alguna manera estamos pensando que son brutos y los estamos tratando como si fueran menores de edad, pero eso sí: después les exigimos que se comporten como adultos comprometidos y resteados a la hora de defender los (nuestros) votos aun a costa de su seguridad y de su vida. Es en esta y otras incongruencias que me voy a basar para plantear una alternativa ética e ideológica con la finalidad de señalar que se puede lograr el mismo triunfo, pero más bonito y rendidor, por así decirlo.
II,. Dilemas e incongruencias
1.- No convocar al debate allí donde estamos sobrados puede parecer el camino más corto, aunque no sé si es el más seguro. De todas maneras, aceptemos por more del argumento que es el más corto. Pero este atajo plantea varios dilemas: ¿Por qué los medios de comunicación van a decidir nuestras políticas? ¿No hemos asumido el compromiso de llegar a ser una dirigencia política profesional, ideologizada en la democracia social y éticamente responsable y comprometida con toda una serie de valores que estamos trabajando en los diversos encuentros ideológicos de UNT? ¿Es que hemos olvidado las experiencia de una Coordinadora Democrática secuestrada por intereses miopes de la sociedad civil, dígase medios, empresarios, militares y un sector radical y derechista de la clase media enardecida? Creo que, en buena medida, las desviaciones –Carmona Estanga i.e.- fueron producto de esa usurpación de roles. Y con todo el respeto para unos medios que nos han ayudado con el alma y la sangre, quiero preguntarle a ustedes, muchachos: ¿por qué Teodoro Petkoff montó su propio periódico? ¿O por qué el Presidente se dedicó con tanto ahínco a crear una gigantesca red de medios de comunicación alternativos? ¿No sería para poder mantener la independencia de criterios políticos y no sucumbir ante cualquier chantaje mediático por más bienintencionado que fuera? Esto es más realpolitik que la objeción hecha por ustedes, porque de esto se sigue si realmente mantenemos en nuestras manos las decisiones políticas que nos incumben, desde esta locus de cierto poder para el cual –luego de tantos esfuerzos- medianamente nos han elegido de alguna manera los partidos y los ciudadanos opositores democráticos: un locus desde el cual nuestras acciones van a ser juzgadas pues tendremos que responder en caso de fracaso y cobrar en caso de victoria.
2.- ¿Y qué opina el candidato? ¿O es que un grupo de párvulos y un grupo de empresarios bienintencionados saben más que el gallo que va ganador? ¿Por qué no le preguntamos al candidato en vez de tomar la decisión por él de antemano? A lo mejor no tiene miedo de debatir, a lo mejor aprovecha los debates para presentar su programa de gobierno, nuestras ideas y valores, y de esa manera logramos ganar un espacio simbólico –no sólo electoral- al poner en agenda nuestro lenguaje político y nuestra alternativa de la Democracia Social. Nuestra gente ya está convencida. Tenemos que ganarnos es a los que no terminan de creernos, y el debate democrático, con reglas de juego, con altura, en base a propuestas, puede ser tremendo ropaje para estas elecciones. Por otra parte, si yo tengo un candidato que lleva 64% en las encuestas y tiene miedo de debatir con uno que lleva 2,5%, pues se trata de un pataruco. E incluso, si se deja ganar con el pataruco segundón es que no era tan bueno. Pero, en primera instancia, nosotros no deberíamos decidir por él, y tampoco por el pueblo. Asumamos que el candidato favorito tiene sapiencia y que por eso es favorito: tiene todo el derecho a decidir por él mismo. Y si los medios no cubren el debate para castigarlo por desobediente, pues ellos se lo pierden: para eso está Youtube, y estoy seguro de que muchos medios regionales no se van a perder ese caramelo, pues el rating sería brutal.
3.- Vamos con la supuesta brutalidad del pueblo. ¿Se dejarían engañar y confundir? Puede que sí, puede que no: veamos dos argumentos, uno histórico y uno filosófico. La estrategia de la oposición el año pasado –al menos en lo que a UNT se refiere- fue tratar de llevar el debate de la reforma hasta los más apartados rincones de Venezuela, especialmente a los sectores C, D y E. Pensábamos que mientras más se enteraran del contenido de la reforma menos la apoyarían: es decir, pensamos que tenían una cierta inteligencia para discernir al menos lo que les conviene y lo que los puede dañar. Y efectivamente esa estrategia funcionó, junto con el gran aporte moral, ¡ético, carajo!, de los estudiantes y la defensa del voto hecha por la sociedad civil y los partidos el domingo 2 de Diciembre y madrugada del 3. ¿Por qué les vamos a retirar la confianza luego de aquella hazaña?
4.- Asumamos otra sugerencia estadística que se cae de madura, proveniente de los estudios de pobreza, porque una de las acusaciones de los chamos es que yo era un idealista, que idealizaba al pueblo (entendido éste como pueblo pobre). Los sectores mayoritarios en Venezuela están en los estratos C, D y E. Son pobres -80% de pobreza- y tienen terribles gaps de educación, formación profesional, para el trabajo, e incluso podríamos asumir que hay una cierta carencia de valores estables y funcionales en nuestra mayoritaria estructura familiar matrisocial, como han señalado los jesuitas Mikel de Viana y Raúl González Fabre. Lo que se asume es que este grupo social no está del todo educado o capacitado (ojo que ambas cosas no son lo mismo) para presenciar un debate en que se les invita a escoger e ir formando tendencias de opinión del voto en torno a quién y qué es lo que les conviene. O, en sentido opuesto, que un pequeño grupo selecto –partidos, medios, expertos de la realpolitik- puede pensar o decidir (estos conceptos tampoco son similares) mejor que un grupo enorme y mal educado a la hora de tomar tales decisiones. Yo acepto que nuestros pobres no tienen un alto nivel educativo, es decir, que no están altamente educados, pero asumo que sí están capacitados para barruntar decisiones sobre lo que les conviene y sobre lo que no.
5.- Debo este argumento a mi colega el filósofo Rodolfo Arango, de la Universidad de Los Andes en Bogotá, quien me regaló un libro do consta un ensayo del profesor Felipe Castañeda que aborda filosóficamente el debate entre la participación contingente –referendos, consultas populares- y la democracia representativa. El argumento proviene de Aristóteles, y ha pasado por manos de Marsilio de Padua, Nicolás de Cusa, Condorcet, Robert Dahl y –cuando no- John Rawls. La pregunta tiene más de 2.500 años y es la misma que se hacen los jóvenes de la JDS: ¿hasta qué punto conviene consultar o debatir con el pueblo determinado tipo de decisiones políticas? En su Defensor Pacis (Defensor de la Paz), de 1.324 Marsilio argumenta que aquellas leyes que con consultadas con la mayoría y aceptadas de buena gana tienden a generar más paz y estabilidad en la República, pues son un compromiso y una coacción asumida conscientemente por ‘todos’, o al menos por los que tienen estatuto de ciudadanos y pueden votar, Menos efectos pacificadores tienen aquellas normas y leyes creadas por una élite y luego impuestas al colectivo desde arriba, mediante la fuerza del aparato estatal. Dice el paduano –repitiendo a Aristóteles- que ha notado que todos los seres vivientes tienen la tendencia a rechazar lo que les amenaza porque quieren durar, vivir largamente (conatus), y que por eso en general evitan lo que les disminuye las posibilidades de supervivencia, lo que los mengua. Que por eso tenemos la tendencia a perseguir lo que nos haga sentir bien –salvo determinados casos clínicos patológicos-, a buscar lo que aumente nuestra seguridad y nuestra estabilidad en le económico, lo vital, y un largo etcétera. No siempre sabemos cómo lograrlo, porque a veces los medios para ello dependen de una tecnología que no es asequible para todos, y que requiere largos y costosos años de formación. En este caso, a la hora de formular las reglas, con toda seguridad los juristas con experiencia serán más aptos para evitar las colisiones constitucionales, pues manejan el entramado de relaciones lógicas de un conjunto de leyes o reglas interdependientes. Obviamente, este es el gran riesgo del llamado parlamentarismo o asambleísmo de calle o popular: el pueblo, en su gran mayoría no preparado para ese trabajo, puede fácilmente ser manipulado por los demagogos y crear una ley bruta, un Leviatán tosco o intonso, como dice Castañeda. Esto es lo que siempre hemos señalado acerca de la falacia del asambleismo o el parlamentarismo de calle versus el parlamentarismo profesional representativo: un líder carismático puede lograr el apoyo en medio de una asamblea de calle para que se valide a mano alzada un proyecto autoritario e inconstitucional: y nada menos que éste era el espíritu de la llamada Nueva Geometría del Poder de la derrotada Reforma Constitucional. ¿Cómo pudo el pueblo en quien ahora no se quiere confiar percibir lo nocivo de esta propuesta? La respuesta aristotélica y modélica es que la gente no necesita ser compositora para apreciar una buena música, ni necesita ser agrónoma para apreciar un buen tomate. Puede decir ‘me gusta, me parece bueno’ y si su experiencia le ha mostrado que los buenos tomates ayudan a una buena ensalada, no necesita para nada saber de cocina molecular.
6.- Aquí se repite de nuevo la objeción desde el otro lado: pero ¿no piensa mejor una élite ilustrada y bienintencionada que una mayoría no educada? Depende de para qué se la llame. Si es para diseñar una ley, con toda seguridad sí: pero si se trata de discernir si ese proyecto de ley o esa política es bueno para el colectivo, respondo que no. Se me argumenta a partir de John Rawls: el legislador ha de ser un ser racional y bienintencionado que prevea que la ley sea justa, tanto en justicia como en política: tiene que suspender sus intereses y pensar en el colectivo (el llamado punto de vista inicial o velo de la ignorancia). En este punto de vista es que se ubican los chamos cuando se sienten tentados por la realpolitik: tenemos autoridad moral, estamos llamados a ser la vanguardia y a señalar el camino. Correcto: pueden hacer todas las propuestas que quieran, pero deben consultar su implementación -de la manera que sea- con esa cosa difusa que llamamos el pueblo.
7.- No existe –creo- un ser humano que no tenga intenciones, que pueda suspender sus intereses y ser absolutamente magnánimo y bienintencionado: por eso los equivalentes a Cristo y a Buda se pueden contar con los dedos de una mano. Aunque una persona sea muy instruida, dificulto que deponga sus intereses, sus visiones, sus creencias, sus hábitos, su educación, el inmenso bagaje de ideas y valores que ha acumulado en su cerebro y su cuerpo, como complementaría un Foucault. Incluso, no puede sustraerse de su manera de entender previamente al debate acerca de cuál era el camino. El lenguaje es nuestro límite, decía Wittgenstein, y no podemos ni pensar ni razonar fuera de él. No podemos pensar ni tomar decisiones sin esa carga de prejuicios, ideas, convicciones e intereses y ello no hace falta. Sobre todo, por algo que bien sabían los framers de Filadelfia en 1787: el hecho de que mi camino, de que mi propuesta sea la escogida implica un gran poder, y por eso este tipo de decisiones son tan tentadoras. Si es difícil hallar uno solo ser magnánimo como la Madre Teresa de Calcuta, imagínense lo difícil que es hallar un cuerpo colegiado con tales virtudes. Aquí, no se trata de saber, ni de un alta racionalidad acumulada en una un universidad de prestigio: se trata de la intención. Si fuéramos ángeles no necesitaríamos gobiernos, decían los Federalistas. Esta crítica a la tutela en democracia ha sido esbozada magistralmente por Robert Dahl en La Democracia y sus críticos.
8.- Pero el pueblo es tornadizo, intonso, pasional, iletrado: ¿cómo podemos confiar en su criterio? Porque esas pasiones son justamente las que cuentan, tanto como las ideas y las creencias. Como dirían los Amigos Invisibles: Esto es lo que hay. Con estos sujetos humanos es que tenemos que trabajar y construir el país, ellos son nuestro sujeto social y nuestro fin político. Y justamente esa contraposición de intereses realistas, egoístas, sirve como filtro y espejo que muestra las diversas caras positivas y negativas de las propuestas. Un legislador sabio que impone reglas de juego para el buen vivir o para el desenvolvimiento democrático puede asegurar con su experticia técnica la supervivencia mínima y la paz del Estado en el sentido de la ausencia de guerra. Creo que el camino corto de suspender los debates logra algo parecido a esto: una cierto seguridad, un cierto mínimo de antemano, en aquellos casos en que contamos con un candidato o candidata sobrado(a). Pero el mismo Aristóteles señalaba que el ser humano no sólo quiere sobrevivir como las vacas y los borregos: sino que además parece que quiere vivir bien –dentro de lo que eso pueda significar para cada conglomerado humano en determinada época- y que justamente por eso se junta en sociedad política. A un legislador avispado se le pueden escapar cosas que determinado grupo o sujeto sí percibe porque le afecta a diario. Ese es uno de los problemas capitales de la planificación. Por ello, aunque el grupo legislador o dirigente sea muy experto, es conveniente la consulta de la propuesta –una vez elaborada- ante la mayor cantidad posible de sujetos: dos ojos ven más que uno, y cuatro oídos oyen mejor que dos: de manera que millones de oídos oyen mejor que un grupito de oídos entrenados, simplemente porque el todo es mayor que las partes. Los planificadores y dirigentes no lo pueden prever todo, siempre habrá algo que se les escape y que un ciudadano corriente puede percibir mejor desde su posición. Además, los legisladores no están fuera del todo y este es un error de Rawls, a mi juicio: no se pueden sustraer a su condición de formar parte del todo ni a los intereses que eso inevitablemente conlleva. El todo del que yo hablo incluye a los sabios legisladores y dirigentes y a las mayorías poco educadas, junto con las coaliciones de cada caso. Dado que nadie va a suspender sus intereses a la hora de la formulación de reglas o de políticas, lo más sano es tratar de lograr el mayor contraste posible, no para lograr una sumatoria mecánica de tipo utilitarista –la calidad de la propuesta depende de la calidad del legislador- sino de persuadir a todos de que pese a que se afectan algunos intereses colaterales propios, la propuesta vale la pena porque garantiza la capacidad de acción en casos en que uno no tiene mayoría o ventaja (esta posición se llama velo de la incertidumbre). Es decir: ubíquense en la situación inversa: que tenemos un candidato bate quebrado y hay otro de un partido amigo de la coalición que está sobrado: ¿por qué él sí debería debatir con nuestro bate quebrado? ¿Y porqué negarle a nuestro bate quebrado el derecho a lanzarse y debatir censurándolo dentro del partido y en público ‘porque echa a perder la unidad’? ¿qué argumentos podremos ofrecer en estos dos casos? Esta es la razón por la cual un grupo importante de teóricos de la decisiones públicas recomiendan que las decisiones sobre reglas de juego, sobre reglas de accionar político, sean elaboradas por expertos y luego consultadas a todos con el fin de lograr un cierto consenso que las haga más estables. Otra cosa son las decisiones ordinarias como candidatos ya en elecciones y mociones en el Congreso: simplemente se votan por mayorías simples o calificadas de cierto grado: ¿quién queda Presidente? El que saque más votos. O se implementa una segunda ronda para darle más legitimidad a una votación donde ninguno alcanza el 50% mínimo acordado. Es decir –concuerdo con Buchanan y Brennan- a la hora de consultar reglas de juego, cambios constitucionales, y yo añadiría líneas políticas, es aconsejable, deseable y posible conseguir ciertos consensos que legitimen más dichas reglas, y que las hagan más estables en tanto auto aceptadas hasta cierto punto de masa crítica, digamos. No en otra cosa reside la costumbre parlamentaria de establecer diferencias entre las leyes ordinarias y las leyes orgánicas: estas últimas no se pueden cambiar sino mediante mayoría calificada, luego de lo cual en mucho casos hay que hacer consulta referendaria populares.
III.- Conclusiones
¿Qué conclusiones quiero ofrecer luego del largo rodeo filosófico?
1.- No creo que se ponga en riesgo el triunfo si los candidatos debaten abiertamente. Además, la capacidad o la autonomía de elegir lo que mejor le conviene a cada quien es algo intransferible desde el individuo a ningún colectivo o ente tutelar, salvo en casos clínicos muy especiales –coma, agonía, retardo mental. Eso es un derecho humano de primera generación, como solía decirse hasta hace poco en derecho.
2.- El debate nos puede beneficiar en el sentido de poner nuestra agenda en el tapete y con ello ganamos algo más que la alcaldía y la gobernación. La gente se dedicaría a estudiar nuestras propuestas, y nosotros nos deslastraríamos de la manía de andar siguiendo la agenda que se nos propone desde Aló Presidente, que puede dar mucho rating, pero que nos ha llevado a costosos fracasos. Es posible que así incluso nosotros mismos logremos incorporar, empoderarnos, con las propuestas de la Democracia Social. Además, recuérdese que este es un partido con orígenes muy diversos: socialdemócratas, socialistas democráticos, centro-derecha, socialcristianos, etc. No estaría mal un poco de cemento ideológico y ético-político para lograr un lenguaje mínimo común.
3.- En muchas reuniones he repetido la clásica frase de Lord Acton: El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente. He dicho que una pequeña grieta ideológica o de valores en este momento tal vez no sea grave porque estamos en un momento de relativa calma –somos una oposición democrática que crece- pero que si entramos en una zona de turbulencia –como cuando el Transbordador espacial entra a la atmósfera- la fricción y el calor de esa turbulencia desintegraría la nave a partir de la pequeña grieta. Hemos repetido en muchos foros que somos éticos, que respetamos y acompañamos al pueblo, que queremos ampliar su marco de decisiones hacia la base a partir de nuestro proyecto ideológico. Mal podríamos ahora decir que le vamos a negar al pueblo el derecho a ver esos debates: o sea, a partir de un cierto poder –a los estudiantes quien les diga que no queda como feo- entonces nos vamos a abrogar una prerrogativa que no tenemos, que nadie nos dio. Ustedes ahora tienen un poder moral inmenso: todo lo que propongan será oído con cuidado y en muchos casos será seguido como línea política. Si desde ahora empiezan a dar concesiones antidemocráticas a partir de una mal entendida realpolitik, de hecho ya se están corrompiendo. Y si eso es ahora: ¿qué pasará cuando lleguen a cargos de poder delegado por el pueblo en el ejecutivo o el legislativo? ¿No creen que desde temprano pueden acostumbrarse a romper en la acción las bellas palabras que se dicen en nombre de la moral, la ética y la democracia?.
4.- John Dewey, uno de mis héroes filosóficos, pensaba que la inteligencia democrática de un pueblo puede incrementarse. El pueblo –un grupo pequeño o una parroquia- acomete un problema: todas aquellas alternativas fallidas serán desechadas, y las que funcionen serán asumidas como ‘verdades’ por ese colectivo. Luego, esas ‘verdades’ pueden pasar a formar parte de su acervo cultural, como la construcción de aviones, la física cuántica o la receta de las hallacas de Scannone. La descentralización es un ejemplo de ello: recuerdo que durante los debates por allá a principios de los noventa, se usaba el mismo argumento de que le gente no estaba preparada para elegir gobernadores, alcaldes, etc. El mismo argumento tutelar del pueblo intonso. Y sin embargo, la experiencia ha demostrado que la gente aprendió a funcionar con entes descentralizados, algo con lo que no contaba el proceso cuando quiso desmantelarlos a partir de la reforma.
5.- Contribuir a elevar la inteligencia democrática de los ciudadanos es una de las misiones que nos han encomendado –por decirlo de alguna manera- al invitarnos a estos debates sobre la Democracia Social y a los programas de formación política de los dirigentes de UNT y de la JDS. Yo trato de ser coherente entre los principios y las acciones, entre las intenciones, las proclamas y la hora en que hay que implementar las acciones, la hora en que hay que haya que repartir un presupuesto, a la hora en que la teoría deba hacerse verbo y cemento, pan y educación. Esa coherencia me impide apoyar –al menos en teoría y por ahora- la no realización de debates en los casos que hemos estudiado aquí. Claro, cada caso puede ser particular y diverso: habrá candidatos que no querrán debatir y no los podemos obligar, y ellos cosecharán lo que siembren. Tal vez esto sea útil para casos en que los números de las encuestas están muy parejos. En todo caso, una vez que han sido tan audaces, que han triunfado en nombre de le ética, de los valores y la democracia, no entiendo –lo entiendo, pero no lo apruebo- que de la noche a la mañana –quizás encandilados por los flashes y los spots de los media- algunos de ustedes se me vuelvan conservadores, faltos de audacia, limitados por una falso realismo político, cuando se espera de ustedes no que el cielo sea el límite sino que el cielo sea apenas el principio.
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